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Entrevista

Ricardo Bofill: "No rellenaría con arquitectura el final del Turia, el verde es lo más importante"

«València debe tener un planteamiento y una visión clara sobre su futuro, hay que acabar con la ciudad a trozos»

Ricardo Bofill: "No rellenaría con arquitectura el final del Turia, el verde es lo más importante"

Usted defiende que se debe entender la urbe donde se construye. ¿Cómo de valenciana es su última torre? ¿Qué ha buscado?

Nosotros en el Taller de Arquitectura siempre hacemos una propuesta mediterránea. La localización es importante. En este caso, en el lugar donde está hacía falta una puerta urbana. El volumen ya estaba marcado y lo hemos diseñado con los criterios del Taller. Tenemos un hotel negro y una torre ocre, que deben ser iguales y distintos. Con estos criterios hemos hecho este diseño. En cualquier caso, la arquitectura de Barcelona, Alicante o València tampoco es que se pueda distinguir mucho.

¿Por qué no se hacen más rascacielos en España? ¿Es una cuestión económica?

Los rascacielos no se pueden hacer en cualquier sitio. No se deben hacer mal. Se tienen que hacer bien en relación con la ciudad. Los rascacielos están en el down town (el centro de las ciudades estadounidenses). No puede haber una ciudad que tenga un rascacielos al lado de una casa baja porque entonces deja de ser ciudad y se parece mucho al suburbio americano. La ciudad mediterránea es de calles y plazas con una altura determinada, aunque puede tener una zona de edificios altos. El debate no es edificios altos sí o no. Ese no es el tema. Aquí tenemos edificios a escala humana en general que pueden estar puntuados (con inmuebles altos) cuando convenga. Hay otros casos especiales, en los que no vamos a entrar ahora, como Benidorm.

En València se ha planteado el debate de levantar rascacielos en el futuro final del jardín del Turia en el Grao ¿Ve encaje ahí?

Yo no me quiero pronunciar sobre esto. Lo que hay que hacer es el final del jardín del Turia. Habría que cuidarlo muy bien. He visto que lo están cuidando un poco, pero habría que cuidarlo mucho mejor. Es el eje que ocupa todo el centro de la ciudad y tiene que ir a parar al mar. Podría ser una puerta urbana también (como la de Cortes Valencianas). A ver qué programan y cómo se hace.

¿Cómo se imagina usted ese final del jardín del Turia? ¿Cómo un delta verde?

Es un jardín urbano que está dentro de la ciudad. Es un jardín estrecho, que se abre cuando llega al mar. Al abrirse se puede combinar con arquitectura, aunque yo no lo rellenaría. Yo creo que el verde es lo más importante. Después de épocas de no verde, lo más importante ahora es plantar árboles. Además, en València los árboles crecen muy bien.Por tanto, ese final debe ser de diseño verde y hay que ver si para implementar todo esto se puede hacer alguna edificación o no.

¿Cómo ve el jardín del Turia?

Eso lo hice yo. Es una suerte tremenda haber sacado de un problema un proyecto fantástico para la ciudad. Es un parque lineal que tiene una dimensión muy buena. Ese modelo se ha trasladado a otras partes del mundo y no lo saben hacer. En Marruecos están haciendo un parque lineal y se equivocan de anchura. Yo les digo:«Id a València y medid las anchuras».

A su juicio, ¿qué es lo peor que tiene València?

Lo que menos me gusta es el suburbio mal hecho. La época de los setenta, ochenta y noventa. Es un crecimiento hecho de cualquier manera. Y tiene huecos porque está mal. De repente ves un edificio y al lado no hay nada. Esto en Paris, Roma o Venecia no pasa. En Barcelona pasa, pero menos. En València pasa más. Hay que completar la ciudad y al mismo tiempo expandirla. Es necesario tener un planeamiento y una visión clara sobre su futuro.

¿Y qué es lo que más le gusta?

A mí València me gusta mucho. Lo que más me gusta es la Lonja. En el centro histórico ocurre una cosa muy curiosa. Tiene una época gótica y otra del renacimiento muy interesante.

¿Qué le gustaría hacer en València?

Nosotros somos los que más sabemos de diseño urbano del mundo. La ciudad tiene que planear todo el Turia hasta el final. Me gustaría cuando me llamen un día, si quieren, comentar sobre un plano lo que habría que hacer para que la ciudad crezca de forma armónica y con escala humana. Un crecimiento con un sentido de economía social y de urbanismo verde, que es el que toca.

¿Cómo fue su relación con València en los ochenta?

Las discusiones con el alcalde Ricard Pérez Casado y con la Generalitat eran apasionantes. Veníamos de la ciudad franquista mal hecha. Era un momento en el que la ciudad quería volver a ser ciudad. Había que retomar la historia y toda la problemática porque en un determinado momento con el desarrollismo todo esto se había perdido. Se hacía cualquier cosa. Para mí fue una experiencia apasionante la relación con València, que duró 10 o 12 años.

¿Y se le ha quedado con alguna espinita clavada?

Sí, sí. Habría que acabar todo el Turia, la relación de València con el mar tendría que estudiarse y habría que trabajar los límites de la ciudad y su relación con la huerta. Esto ya se comentó y se habló mucho en esa época en la que se pensaba más en el urbanismo.

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