Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La fachada histórica del puerto se abre paso

De los dos varaderos construidos en 1913 solo se conservó uno El edificio, futura sede del Museo del Mar, lleva cerrado y sin uso más de una década

La fachada histórica del puerto se abre paso

Las infraestructuras que se construyeron para la competición de vela ocultaron varios edificios de la fachada histórica del puerto, entre ellos, el varadero, donde se construían y reparaban embarcaciones, lanchas y gabarras, pero también la Escalera Real, el punto de desembarque de los barcos que llegaban al Edificio del Reloj (la primera estación marítima de la ciudad). Los tinglados modernistas quedaron igualmente ocultos por la arquitectura efímera de las bases deportivas. Otros edificios, como la lonja del pescado (donde se construyó el edificio de invitados) y el canal, directamente fueron derribados.

Los actuales responsables del Consorcio Valencia 2007, el órgano gestor de La Marina, quieren ahora recuperar la fachada histórica perdida. La restauración de la grada de piedra original del Varadero centenario se enmarca en esta política. La rampa de adoquines de este edificio, como ha publicado este diario, acaba de salir a la luz ahora tras el derribo del módulo donde se situaban las oficinas de la Copa América. La rampa se integrará en este espacio ganado para uso ciudadano en el frente marítimo.

La construcción del varadero del puerto se remonta a 1913, cuando se decidió la construcción de dos varaderos para pequeñas embarcaciones, proyectados por el ingeniero José María Fuster, entonces director de obras del Puerto. Uno de ellos funcionaba como varadero público y el otro era utilizado por las embarcaciones de la Junta de Obras del Puerto. Este último fue derribado en los años 60, tras resultar muy dañado durante la Guerra Civil.

El varadero era una obra de carácter industrial con un alto valor estilístico. Así lo explica Inmaculada Aguilar, directora honorífica de la Cátedra Demetrio Ribes y titulado «Los varaderos de València. Una historia centenaria», publicado dentro de la colección Cuadernos del Transporte de la Cátedra Demetrio Ribes.

En la construcción del varadero se combinó el ladrillo visto con el chapado de piedra en esquinales. Con planta en forma de U hacia el puerto y con un cuerpo central desde el que nace la grada.«Se trata de un edificio ecléctico que utilizó formas y elementos decorativos clásicos con influencia Beaux-Arts, composiciones modernistas y detalles propios de la arquitectura industrial decimonónica». Un edificio, en definitiva, claramente portuario, con un destino industrial pero con la monumentalidad y riqueza ornamental propio de unos objetivos que buscaban dar una nueva fachada al puerto, añade Aguilar.

Tras su último uso como oficinas de la Copa del América. El varadero, que costó 129.000 pesetas, permanece vacío a la espera de su reordenación definitiva.

El alcalde, Joan Ribó, paralizó el concurso para reconvertirlo en un restaurante con la intención de dedicarlo a sede del Museo del Mar compartida con otros edificios representativos del Marítimo, en concreto, las Atarazanas medievales y la Casa dels Bous, del Cabanyal. El proyecto, que impulsa el ayuntamiento, la Generalitat y el puerto de València, ha entrado en vía muerta por falta de financiación.

Compartir el artículo

stats