El alcalde de València, Joan Ribó, defendió el carácter festivo y, a la vez, reivindicativo, del 9 d'Octubre en el acto institucional de traslado de la senyera desde su vitrina en el museo hasta el Salón de Cristal, en el que la portadora, la popular María José Catalá, estuvo acompañada por los concejales de todos los grupos municipales salvo Vox. «Hemos trabajado desde la voluntad de que el de 2019 sea un 9 d'Octubre de fiesta y de reivindicación de todos los valencianos y valencianas. De fiesta, porque es muy importante celebrar el día de la Comunitat Valenciana, y de reivindicación ante un gobierno central que tiene que cumplir con los valencianos y valencianas en aspectos como el de la financiación o la realización de inversiones necesarias para esta ciudad», afirmó el alcalde desde el atril al acabar el traslado.

El cuaderno de quejas es de sobra conocido, pero no por ello conveniente de repetir. Por ejemplo, «las conexiones ferroviarias imprescindibles para el Corredor Mediterráneo y para que València esté a la altura de todas las ciudades grandes españolas, porque somos la única que en estos momentos carece de una estación adecuada y una entrada soterrada». También se refirió a la financiación del transporte metropolitano. «Somos gente tranquila, pero al mismo tiempo queremos reivindicar que el gobierno central nos ha de hacer caso de una vez por todas en estos asuntos cruciales. No queremos ser más que ninguno pero tampoco estar a la cola en financiación ni en inversiones».

Y también siguió el rebufo de las protestas medioambientales, aunque aquí la reivindicación es al mundo entero. «Todos los datos nos indican que estamos avanzando hacia una situación muy peligrosa para todo el mundo, pero mucho más peligrosa para nuestro país, que está en una zona muy sensible respecto al cambio climático. Queremos unas infraestructuras que sean potentes pero al mismo tiempo respetuosas con nuestro medio ambiente, con nuestro entorno de playas y huerta».