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II Travesía de la Historia y la Navegación

El Cervantes rememora la vuelta al mundo

El buque escuela es un bergantín goleta, con 48,5 metros de eslora, construido en 1934 en Gotemburgo

El Cervantes rememora la vuelta al mundo

El 20 de septiembre de 1519 cinco naves, capitaneadas por Juan Sebastián Elcano, partieron de Sanlúcar de Barrameda con el propósito de buscar un paso entre el Atlántico y el Pacífico y abrir una ruta comercial inédita. Tras tres años de travesía, regresaron a España completando la primera circunnavegación de la tierra.

Ahora, cinco siglos después, son varios los homenajes a esta gesta. Y entre ellos está el de otro barco ya emblemático como es el buque escuela Cervantes Saavedra, que finalizó ayer la II Travesía de Historia de la Navegación que partió el día 10 desde València, ciudad en la que tiene su amarre actualmente, para navegar hasta Formentera y regresar a la capital del Túria.

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Buque escuela cervantes Saavedra en la Marina de València

Una navegación que, como explicaba a Levante-EMV su capitana, Norah Fernández-Cuesta, está dedicada al V Centenario de la primera vuelta al mundo: «Aquí se gesta un clima especial desde el momento en que los tripulantes llegan al barco. Una vez en el mar, y también mediante las conferencias y conversaciones, la gente se llega a hacer una idea real de cómo vivieron aquellos pioneros una gesta única, cómo vivían, las enfermedades que podían sufrir y las sensaciones de navegar en pleno mar en un barco de vela», relata.

Botado en 1934 en un astillero de Gotenburgo, con una eslora de 48,5 metros, cuenta con bandera española desde 2007 y entre sus hitos se encuentra el de representar al Estrella Polar en la serie «El Barco». Actualmente, el Cervantes Saavedra realiza varias travesías al año dedicadas a la difusión de la cultura y las humanidades en un entorno único como es el mar. En la de estos días, por ejemplo, se ha contado con ponentes como Alfredo Alvar, profesor de Investigación del CSIC, y la doctora en Historia Concepción Navarro, entre otros.

Su capitana afirma que todas las personas que participan «se van maravilladas y emocionadas, incluso más de uno se plantea cambiarse de profesión y lanzarse al mar». Ella explica que la magia de ver cómo se despliegan las velas en medio del mar, de conversar con una copa por la noche en el bar de popa o de regresar a València acompañados de delfines es «indescriptible».

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