El exceso de confianza de la jefa de Administración de la Empresa Municipal de Transportes fue el que posibilitó la estafa de 4 millones de euros a la EMT de València. Tan confiada estaba Celia Zafra que llegó a detallarle al estafador por teléfono cómo funcionaba el sistema de pagos de la compañía. Tras autorizar varias transferencias, el estafador llegó a confiarle a la empleada de la EMT: «Va todo muy bien».

Levante-EMV ha tenido acceso a la declaración jurada que realizó Celia Zafra ante la responsable jurídica de la EMT tras descubrirse el fraude de 4.040.000 euros. La jefa de Administración relata minuciosamente las negociaciones con el interlocutor de la organización criminal que acabó estafando a la Empresa Municipal de Transportes de València. Llegaron a intercambiar hasta 11 llamadas telefónicas en 20 días, en las que siempre se puso en contacto el estafador con la empleada, con un número oculto.

Sorprende el gran número de llamadas telefónicas y el gran número de mails intercambiados sin que la jefa de Administración no sospechara nada. Incluso el estafador llegó a cambiar su mail de contacto por el suyo propio personal (también suplantado) sin que Zafra se extrañase.

Total credibilidad

La clave de la estafa del CEO, como se conocen este tipo de fraudes, es que la empleada de la EMT dio 100 % de credibilidad a una llamada de un supuesto abogado de Deloitte (Javier Parada) en la que aseguraba que la empresa municipal había hecho una operación de compra de acciones de una compañía radicada en Hong Kong (JF Trade Co. Limited) y que esta operación era totalmente confidencial, que solo el concejal Giuseppe Grezzi (presidente de la EMT) lo sabía y él era quien lo autorizaba.

A los pocos minutos de la primera llamada recibió un correo electrónico de ggiuseppe@emtvalencia.es (dirección que no existe y estaba redireccionada a otra) en la que el supuesto edil confirma la operación y le pide confidencialidad.

Zafra llega a firmar el documento de confidencialidad y a partir de allí obedece religiosamente a todas las indicaciones del estafador. La empleada llegó a detallar el sistema de pago mancomunado en la EMT de València (firmas del gerente Josep Enric Garcia Alemany y la jefa de Gestión María Rayón) y desvelar incluso si había suficiente saldo en la cuenta bancaria de la EMT. A pesar de que sus dos superiores estaban ausentes los primeros días (el gerente de vacaciones y Rayón de baja maternal), Zafra nunca intentó comunicarse con ellos para contrastar la operación y aceptó las órdenes de pago con las firmas falsificadas sin pedir las facturas originales.

El engaño fue total e incluso cuando Garcia Alemany regresó de vacaciones, la jefa de Administración siguió sin comentar absolutamente nada. Además facilitó los DNI de Garcia Alemany, Rayón y el suyo propio a los estafadores sin sospechar nada. Los estafadores llegaron a cambiar la empresa destinataria de las transferencias a mitad del proceso, sin que de nuevo Zafra sospechara.

Todo iba sobre ruedas para los estafadores, de forma que trece días después de ingresar varias transferencias millonarias (16 de septiembre) llegaron a decirle por teléfono: «Va muy bien la operación».

Sospechas

Pero el la estafa comenzó a destaparse el 20 de septiembre, cuando un empleado de Caixabank que lleva las cuentas de la EMT comienza a poner pegas a la operación. Las transferencias se habían ordenado con simples PDF sin solicitar la firma electrónica mancomunada del gerente de la EMT y la jefa de Gestión. También sin las facturas.

Cuando la situación es insostenible, el día 23 de septiembre, Zafra recibe la última llamada del estafador. «Esté tranquila», le llega a decir el interlocutor por teléfono. La novena transferencia de 698.285 euros no se realiza ante la evidencia de la falta de documentación y se descubre la estafa. Habían volado ya de las arcas de la EMT 4.040.000 euros.