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Análisis

Más de 500 personas sin hogar duermen cada noche en las calles de la capital

El primer censo realizado en la ciudad concluye que un 64 % del total son extranjeros y que un 27 % llegó hace menos de seis meses

Dos voluntarios después de censar a una persona durmiendo en la calle. f.bustamante

Durante la noche del jueves se realizó el primer censo de personas que viven en la intemperie en la capital valenciana. Casi seiscientos voluntarios y voluntarias peinaron la ciudad barrio a barrio para «dimensionar el problema de la exclusión residencial» y contabilizaron un total de 742 personas sin hogar.

La situación de las personas sin residencia es muy diversa: su historia, las zonas de la ciudad que frecuentan, la diferente proporción de hombres y mujeres, etc. A la hora de hacer el censo, se pretendió reflejar estas diferencias y se clasificó a las personas sin techo según si viven en la calle (un total de 536 personas), o si acuden a albergues y centros especializados (206 personas). Sin embargo, el coordinador de la iniciativa, Emilio López Carbonell, advierte que no se trata de números cerrados, ya que todavía se tiene que analizar toda la información recabada.

Más de una decena de organizaciones sin ánimo de lucro se unieron para llevar a cabo esta actividad con el objetivo de analizar el problema del sinhogarismo en València y «orientar las líneas estratégicas para combatirlo, así como sensibilizar a la sociedad», según explicó la concejala de Servicios Sociales, Isabel Lozano.

Junto con el Ayuntamiento de València, las entidades que organizaron la acción son: Accem, Cruz Roja Española, Médicos del Mundo, Asociación Caridad Valencia, Cáritas, Asociación Natania, RAIS, Comité Ciudadano Antisida, Bokatas ONG, Cepaim, Sant Joan de Déu, Misión Evangélica Urbana y FYSC. Cuando se publiquen los datos definitivos y las conclusiones del estudio, cada entidad considerará cuáles son sus próximas líneas de actuación.

¿Cómo se hizo el estudio?

Desde el punto de vista de las personas que viven en la calle, esta iniciativa podría suponer una invasión a su intimidad; no obstante, el coordinador destaca que uno de los principios de la actividad era no molestarles ni «remover» algo en ellos que pudiera afectarles con las preguntas. Para asegurarse, técnicos de las entidades se encargaron de formar a los centenares de voluntarios y voluntarias, por ejemplo, en el uso de la aplicación móvil (específica para el censo) y les explicaron cómo debían acercarse a las personas con respeto.

La acción se realizó por grupos, cada uno de ellos coordinado como mínimo por una persona con experiencia en el ámbito del acompañamiento a personas sin hogar. Las entidades celebraron que la cantidad de voluntarios y voluntarias inscritos (807) doblara la que creían necesaria, aunque finalmente en la noche del jueves participaron 582 personas. «Había muchos estudiantes universitarios de grados como trabajo social o educación social y activistas, pero también había gente que no tenía nada que ver con las ONG», aclara López Carbonell.

Para respetar el anonimato de las personas sin techo y evitar la duplicidad, se tomaban los datos de identificación esenciales y se realizaba un cuestionario sobre las circunstancias que les rodeaban (salud, relación con la administración pública, qué les llevó a vivir en la calle, etc.) para sacar conclusiones de forma más detallada. Toda esta información será analizada por profesionales de la Universitat de València con métodos científicos y, después, se trasladarán los resultados a las organizaciones participantes.

De las personas que viven en la calle, sobre las que se centró el estudio, un 36% respondió a la encuesta y se concluyó que un 64% es extranjero y un 27% lleva menos de seis meses en València, ya que proceden de ciudades donde hace más frío, como Madrid.

El coordinador de la iniciativa califica de «bastante buena» la respuesta de las personas sin hogar ante la acción. «Al principio de la noche, el porcentaje de participación era de entre el 60% y 70%, y conforme avanzaba la noche, lógicamente, disminuía porque la gente se iba a dormir. Una de las normas que establecimos para la actividad era no despertar a las personas sin hogar que ya estaban durmiendo», asegura López Carbonell. Este hecho repercute en la capacidad representativa de los datos.

Los proyectos del consistorio

El Ayuntamiento de València ya invierte más de dos millones de euros en nueve proyectos con ONG para «combatir el problema del sinhogarismo». Además, se ha proyectado el traslado del Centro Municipal de Atención a Personas Sin Techo (CAST) de la calle Sogueros a un nuevo edificio en la calle Guillem de Castro y las obras del primer Albergue Municipal para Personas Sin Hogar de València. «Hemos dado respuesta por fin a una demanda histórica de diferentes asociaciones y entidades sociales de la ciudad. Nuestro objetivo es trabajar con ellas mano a mano», destaca Lozano.

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