Una participación de María Perelló, esposa de Rafa Nadal, en un medio maratón de la Fundación Trinidad Alfonso fue el punto de unión que ha acabado con el anuncio, en el día de ayer, de que la propia fundación del tenista pondrá en marcha desde mediados de noviembre un centro social para niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad, en el que prevé atender en una primera fase a 40 menores procedentes de Natzaret, zona elegida por ser uno de los barrios de la ciudad con mayor tasa de personas en riesgo de exclusión, ofreciéndoles un programa complementario a su formación escolar.

El ayuntamiento ha cedido un local municipal en el barrio que servirá de sede para la acción social, que incluye tanto una vertiente educativa y de refuerzo escolar, como otra en la que el deporte y el juego se convierten en instrumentos de inclusión social y de fomento de actitudes y valores como el compañerismo, la responsabilidad, el esfuerzo o la igualdad.

Es el final de una idea que se gestó cuando Consol Castillo era la edil de asuntos sociales del ayuntamiento y que, rememora, fue una gestión muy especial. En lo profesional «porque era, precisamente, eso: muy profesional. Cuando nos consultaron quisieron conocer el estudio que estábamos haciendo de zonas de vulnerabilidad en la ciudad. Y hacían muchas preguntas de carácter técnico». Disponer de una sede y un polideportivo cercano fueron, junto con la propia realidad social de Natzaret, claves para decantarse por este barrio marítimo.

Y fue una gestión muy especial en lo personal «porque no querían publicidad ni ostentación. Tanto, como que cuando María Perelló hizo una de las visitas estaba en la agenda municipal, como es nuestra obligación, y no estaba contenta con que hubiera fotografías». Dicho de otra forma, «para esto son muy discretos. Que no espere nadie un acto de inauguración en el que estén presentes». Y si vienen, que seguramente vendrán alguna vez, «lo harán de forma extraordinariamente discreta. No quieren ningún tipo de circo, ni por ellos ni por la privacidad de los propios niños».

El centro de Natzaret no va a ser bajo ningún concepto, un campus de tenis. Nada más lejos de la realidad. El deporte se empleará como herramienta de motivación, pero nada más. No hay ni torneos de tenis ni mercadotecnia. «Quien piense que los niños admitidos van a eso, se equivocan. Es un fin social que no tiene nada que ver».

Ya tiene la placa

El local, que ya tiene en la entrada una placa con el nombre de la fundación, cuenta con dos aulas-taller, donde se llevarán a cabo las actividades del ámbito educativo, mientras que la formación a través de la práctica deportiva se desarrollará en el polideportivo del barrio.

Adicionalmente, las instalaciones del centro incluyen un comedor, donde se ofrecerá una merienda diaria a los menores.

Es el segundo local de este tipo que fomenta la Fundación, después del inicial en Palma, que se inauguró en 2014, en el que se llevan atendidos a más de 450 menores desde entonces.

La actual edil del área, Isabel Lozano, destacó en ese sentido que la cesión del local «forma parte de nuestro esfuerzo para impulsar iniciativas y proyectos que acaben con las diferencias sociales y doten de oportunidades y conocimientos a aquellas personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad».

La Fundación Rafa Nadal trabaja en diferentes ámbitos, puesto que igual que desarrolla acciones como ésta, pensada en personas en riesgo de exclusión social, también concede becas para combinar estudios con la práctica del tenis.