La vidriera de la fachada del Mercado de Colón recayente a Conde Salvatierra dañada por una mascletà fallera hace dos años y protegida con una lona azul para evitar la caída de cristales será reparada el año próximo acabando así con la deslucida imagen que presenta desde entonces esta joya del modernismo, Bien de Interés Cultural. Los técnicos de Aumsa, la empresa municipal que gestiona el edificio de titularidad municipal, detectaron hace dos años la presencia de grietas en la vidriera asociándola al disparo pirotécnico. El ayuntamieto destinará a hora 100.000 euros a la reparación de la cristalera del edificio, construido en 1916 por Francisco Mora y punto de visita obligada para turistas y amantes de la gastronomía y las delicatesen.

Dos décadas después de su premiada rehabilitación por parte del ayuntamiento, los 22 comerciantes y restauradores de este exclusivo mercado de l'Eixample reclaman al consistorio inversiones y mejoras estructurales en el edificio. Así lo explicó ayer el presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercat de Colón, Steve Anderson durante la visita que realizó la vicealcaldesa y presidenta de Aumsa, Sandra Gómez. Gomez trasladó a los vendedores su voluntad de «introducir cambios para dinamizar este espacio», apostando por una visión «más turística para llenar de actividad el mercado».

Como edificio BIC la conselleria de Cultura debe dar el visto bueno a las intervenciones. Gómez apuntó que ya se han iniciado los contactos con Patrimonio para agilizar la intervención, que arrancará en 2020.

Tras unos años de decadencia, en los que los locales de la la planta sótano se quedaron vacíos, el mercado ha remontado el vuelo y en la actualidad registra casi plena ocupación. «Los puestos están ahora muy cotizados», apuntaba Anderson quien ayer presentó a la vicealcaldesa un programa de actividades y eventos efímeros, entre ellos, las actuaciones musicales de día, siguiendo el ejemplo del mítico Covent Garden londiense, sin dejar de apostar por la gastronomía. «Para diferenciarnos de otros mercados gourmet queremos hacer del mercado un espacio de diversión, entretenimiento y disfrute, no solo un lugar para consumir». Sin perder de vista además el entorno residencial y las limitaciones de ruido exigidas. La capitalidad del diseño es en este sentido una oportunidad para los vendedores que creen que el mercado de Colón puede convertirse en un «centro neurálgico» de la capitalidad y apostaron en este sentido por la participación público-privada.

El Mercado de Colón es un edificio con más de cien años de historia y tiene deterioros; lo más urgente es reparar la vidriera, pero hay más necesidades de inversión y de reforma», destacó Anderson.

El Mercado de Colón se restauró en 2003, reconocida por Europa Nostra como ejemplo de recuperación del patrimonio histórico, contempló la rehabilitación estructural y ornamental del edificio, construido con hierro, cristal y azulejo, y su adaptación a los nuevos usos incluyendo zonas de restauración, un aparcamiento subterráneo y una galería comercial en la planta semisótano.