«Arregleu l'Albufera, deixeu la carretera», rezaba una de las múltiples pancartas que se pudieron leer ayer en la protesta de los vecinos de Pobles del Sud por las medidas de pacificación de la CV-500 y el plan de acción territorial del litoral (Pativel), que prevé un bulevar verde en la autopista del Saler. «No al programa paisajístico», «Parque natural sí, atascos no, soluciones ya», «Volem pobles vius, negocis vius» o «No a la eliminación de la autovía de El Saler. Ayuda a parar el desastre de los pueblos del sur» eran otras de las consignas de los manifestantes.

El alcalde de El Perelló, Juan Botella, presente en la protesta, pidió la paralización del proyecto para la CV-500 de la manera que lo están haciendo porque «entendemos que los 60 kilómetros por hora y la línea continua ya da seguridad suficiente». «Lo que van a conseguir es que a las poblaciones del sur no se pueda acceder con comodidad y nuestros visitantes busquen otros destinos porque van a convertir lo que es una carretera en una calle intransitable y en un callejón sin salida», dijo.

A su juicio, puede tener efectos «económicos, nos vamos a despoblar, va a bajar el valor de las viviendas, van a cerrar negocios. Será una barbaridad», dijo Botella, quien pidió que se consensúen las medidas a tomar porque esto se ha hecho «de forma unilateral». El alcalde insistió en que deben parar las obras. «Es la muerte de nuestros comercios y el despoblamiento de nuestras localidades».

A la protesta se unieron los portavoces del grupo Popular en el Ayuntamiento de València, María José Catalá, el de Ciudadanos, Fernando Giner, y el edil de Vox Vicente Montáñez, quienes reclamaron la paralización de esta iniciativa y que el consistorio se preocupe de una «necesidad» como la recuperación de la Albufera.

Catalá, que se subió a uno de los tractores, indicó que este proyecto «supone la muerte, la defunción del sector económico y de la posibilidad de vivir con tranquilidad en un entorno privilegiado, donde hay gente labradora, arroceros, gente humilde y sencilla que ha trabajado durante años para poder vivir donde ha nacido».

Fernando Giner señaló que pidieron la paralización de esta iniciativa «hasta que no se dialogue con los vecinos» y ha explicado que en El Perelló «están todos los establecimientos cerrados, todos menos un horno», por lo que ha pedido al alcalde, Joan Ribó, que no haga ninguna inversión hasta que se «siente a hablar con los vecinos».