Innovación, emprendimiento y crecimiento económico van muy de la mano. Bruno Vilarasau, director de Digital Servicios Digitales y Sector Público de Telefónica lo sabe bien. Desde su amplia experiencia en el liderazgo de grandes equipos en procesos de innovación, sabe que el crecimiento de un territorio depende en gran medida de esta apuesta en la que están involucrados agentes y empresas de todos los ámbitos de actividad. Lo ha sido siempre y lo es, aún más, en esta era digital.

Vilarasau estará en el IVAM, este lunes 18 de noviembre en Valencia CityHub, para intervenir con la ponencia «València, ciudad de innovación y emprendimiento», sobre lo que nos adelanta un poco en esta entrevista.

P ¿Por qué ese título? ¿Cómo ve a València en estos dos retos clave?

R Lo que marca el desarrollo de una ciudad es tener un amplio ecosistema de innovación y de emprendimiento y, para ello, lo más importante es la capacidad de generar, atraer y retener el talento. València genera talento gracias a sus excelentes universidades y cada vez más emprendedores.

Igualmente, la inversión, tanto pública como privada, en proyectos de innovación es un elemento importante para convertir una ciudad en un verdadero hub tecnológico. Estoy convencido que València cuenta con todos estos elementos y tiene la oportunidad de mejorarlos.

P ¿Cuáles son para usted las claves para que en un territorio se potencie esta mentalidad y, además, se pase a la acción y a los resultados?

R Como ya he mencionado, el talento es la clave para la innovación y el emprendimiento. Además de las Universidades, debemos potenciar el espíritu de descubrimiento, del esfuerzo, de la iniciativa y el deseo de resolver los retos de la humanidad en las escuelas y otros centros de formación.

La innovación requiere de inversión tanto pública como privada para generar valor para la sociedad. El emprendimiento requiere también de inversión y, además de apoyos de aceleración, espacios para empezar y compartir los aprendizajes.

P Usted ha participado en el arranque del acelerador de startups Wayra, donde también es mentor. ¿Qué podría destacar de esta experiencia?

R Hace años vimos la necesidad de incorporar innovación externa para asegurar el crecimiento continuo de nuestro negocio y por ello luchamos para crear y arrancar Wayra. Costó, como todo lo que merece la pena.

He ayudado a varias start-ups en su propuesta de valor y enfoque comercial. Pese a robarme horas de una agenda ya apretada, supone una gran satisfacción ver cómo crecen, cómo emplean a más profesionales y aportan valor a la sociedad.

P Es también presidente de la Comisión de Tecnología y Negocios de la Asociación Española de Directivos (AED) ¿Considera que hay suficiente mentalidad sobre la necesidad de transformación digital en las organizaciones y que está siendo liderada al máximo nivel?

R Creo que se están tomando las decisiones oportunas, que hay concienciación por parte de la AED y de las empresas de que la transformación digital ya está aquí y que es una necesidad.

Aunque cada organización tiene sus tiempos, la transformación digital es imprescindible para todos, ya sean pequeñas o grandes empresas, y ha de llevarse a cabo para poder seguir siendo competitivos en un mundo cada vez más digital.

Todas las decisiones de digitalización han de estar respaldadas por el máximo responsable de la empresa, que ha de ser su máximo impulsor y valedor, ya que de esta forma se acortan los plazos y se asegura el éxito de la transformación.

El CEO de la empresa ha de ser el primero en estar convencido y en abrazar la transformación digital.

P ¿Algunas claves de futuro que puedan ser útiles para cualquier tipo de organización, ya sea pública, privada, gran empresa o pyme?

R La tecnología evoluciona de una manera muy rápida. Necesitamos conocer las novedades en nuestro sector, las mejores prácticas, nuevas herramientas, productos, competidores y alternativas. Debemos anticiparnos y crear una visión del futuro capaz de guiar nuestras acciones y de ilusionar al equipo.

Es también imprescindible conocer a nuestros clientes, o ciudadanos en el caso de las Administraciones Públicas, y recabar información mediante opiniones, sugerencias y comportamientos, entre otros métodos, trabajando para simplificar y mejorar su experiencia.

Y, para que esto sea una realidad, la formación continua en todos los niveles de la empresa es fundamental. Debemos apostar por la mejora de las habilidades de todos los empleados.

Otra clave, evidentemente, es la incorporación de la tecnología, tanto para los productos que ofrecemos a nuestros clientes como para mejorar los sistemas internos. En ambos casos nos dará una ventaja competitiva frente al mercado.

Hay que innovar en pequeñas mejoras operativas, pero también para poder dar grandes saltos en nuestra propuesta de valor. Debemos aprovechar todo el potencial de nuestros empleados y crear áreas de I+D con modelos en prueba y error ágiles. También debemos mirar al exterior en busca de innovación abierta, trabajando con universidades, agencias externas, aceleradoras de start-ups y fondos de inversión que nos permitirán llegar mucho más lejos.

En definitiva, las empresas, grandes y pequeñas, públicas y privadas, debemos innovar aprovechando las nuevas tecnologías, desarrollando el talento y pensando en el cliente. Innovar nos supone una evolución y autoexigencia continua. Como me gusta resumir, cambiar nos duele, pero no cambiar nos mata.