A partir del 25 de noviembre los propietarios y propietarias de mascotas podrán solicitar un bono que permitirá a los animales de compañía viajar en autobús por València.

Para obtener esta tarjeta, de carácter bianual y con un coste único de cinco euros, los propietarios y propietarias tendrán que acudir a la Oficina de Atención a la Ciudadanía de la EMT (en la estación de metro de Colón) y presentar el documento de identidad, la cartilla de vacunación del animal actualizada y una fotografía tamaño carné de la mascota.

El concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, ha manifestado que el bono para mascotas supone «un cambio que adapta el reglamento de la EMT al siglo XXI».

«Responde a las reclamaciones de los propietarios y propietarias de mascotas, que siempre han reivindicado el derecho a poder acceder a los autobuses con sus animales sin que eso suponga un peligro o molestia para el resto de usuarios».

Según la normativa, los dueños deberán portar el transportín en su regazo o en el suelo, pero nunca podrá ocupar un asiento. Además, deberán buscar una ubicación en el autobús que no genere molestias al resto de pasajeros, puesto que si se crea alguna situación de incomodidad siempre prevalecerá el humano.

Y en ningún caso estará permitido el acceso a los autobuses de animales exóticos, venenosos, o considerados potencialmente peligrosos.

Sin embargo, más allá de la iniciativa del consistorio, los propietarios y propietarias de perros critican la falta de espacios de esparcimiento para sus animales de compañía.

La presidenta de la protectora Modepran y de la Sección de Derecho Animal en el Colegio de Abogados de València, Amparo Requena, ha trasladado a Levante-EMV esta demanda y dice que no se refiere a los pipicanes, sino a los espacios de esparcimiento, que tienen como objetivo que «los perros puedan correr libremente, sin llevar correa, tomar el aire, etc.». «La ley de 1994 dice que los ayuntamientos deben habilitar estos espacios pero se cumple en escasas ocasiones», critica Requena.

La presidenta de la protectora señala que «se deben habilitar espacios más grandes de esparcimiento, en condiciones y que sean accesibles a todos los barrios» para que no se concentren tantos perros en el Jardí del Túria y se puedan evitar, en parte, más accidentes como el de las ardillas muertas por mordida de perro. Según ella, esta iniciativa facilitaría la convivencia entre animales, pero también con los ciudadanos.

Requena ha añadido que el Ayuntamiento de València debería apelar a la responsabilidad y al sentido común de los dueños de las mascotas, es decir, instar a que paseen a los perros sin entorpecer la convivencia: tener especial atención en lugares llenos de niños, tener en cuenta la peligrosidad del animal, etc.