Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

COL·LECTIU TERRA CRÍTICA

De lo reversible y lo irreversible

De lo reversible y lo irreversible

Ultimamente me encuentro investigando sobre las nociones de reversibilidad e irreversibilidad urbanas. El devenir de las urbes resulta de la adición de decisiones que moldean o deforman los territorios donde las ciudades se asientan. Es habitual que los gobernantes tengan una especial predilección por el corto plazo. Junto con estas pragmáticas miras, cada gobierno debiera asumir como propias líneas de acción estratégica que proyecten la ciudad a un medio-largo plazo, especialmente en un sentido medioambiental y social. Cuestiones que trazan horizontes de esperanza como es el caso de la voluntad de reconversión del nuevo Cauce del Turia en un corredor verde público. De manera retrospectiva, en el caso de los Jardines del Turia, o la protección del Saler, encontramos ejemplos paradigmáticos de decisiones trascendentes que sobrepasan una legislatura y suponen incontestables valores añadidos para la ciudad a largo plazo.

En ocasiones otras decisiones tienen una afección sobre la forma urbana o el territorio que presentan un inquietante carácter de irreversibilidad, a la vez que suponen un agravio a las dinámicas ecológicas de un territorio. Hoy la desembocadura -desaparecida- del Turia, que aún a pesar del parque proyectado, permanece oculta bajo una losa de hormigón nos cuestiona sobre la pertinencia geográfica y social de un río que no desemboca.

Similar argumentación puede sostenerse con la ZAL, gran oportunidad de estructurar un sistema de infraestructura verde urbana que conecte el cauce viejo con el nuevo, y éste con el parque natural de la Albufera. Me temo que estas decisiones están a la altura de la del «Llit del Túria es nostre i el volem verd».

Una ampliación dudosa

En este sentido, la operación de ampliación del puerto, acometida a partir del 2007 es dudosa en cuanto a su afección a la ciudad. Hoy, a mi entender ya no sólo es la nueva ampliación lo que está en entredicho, son los diques lo que más afección tiene para la ciudad. Suponen una hipoteca a largo plazo, generando una dinámica de acumulación de arena al norte y de retracción al sur (El Saler). A día de hoy esto es inadmisible para la gestión sostenible de una ciudad.

¿Por qué no pensar en lógicas de reparación o de reversión de las actuaciones en pos de un bien común, de una concepción metropolitana y territorial de la ciudad, midiendo a su vez las opciones de combinar Sagunto con València? Se trata de incluir el largo plazo en la política del presente, alineando las decisiones con la reciente declaración de emergencia climática emitida por la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento.

Gestión ineficiente

Podemos a su vez citar otros ejemplos donde la noción de reversibilidad-irreversibilidad es clave. Por ejemplo, la gestión del agua y su relación con la conectividad de nuestra infraestructura verde urbana. Hasta ahora hemos desarrollado un modelo urbano tendente al sellado e impermeabilización, donde se produce la obliteración de cauces y escorrentías naturales y se urbanizan zonas inundables. Los desastres provocados por las inundaciones recientes desde el Sur de Francia hasta Murcia, cuestionan el paradigma vigente. A su vez el movimiento pendular, inundación/sequía propia del sur del País, nos indica una gestión ineficiente del recurso hídrico.

En cuanto a la fatídica conexión del agua sanitaria con la de irrigación y la de lluvia, a menudo oigo decir que conformar una red separativa, es inviable debido a su coste, es decir que el modelo es irreversible. Sin embargo, el episodio de insalubridad playera ocurrido durante el verano pasado, nos interroga acerca de la necesidad de revertir esta indeseable unicidad.

«Desarrollo sostenible»

En definitiva, tal vez haya pasado ya el tiempo donde las grandes infraestructuras y el crecimiento ilimitado se imponían al territorio en pos de una determinada idea de progreso. Tal vez la modernidad y vanguardia urbanas vengan de la mano de una concepción de ciudad-territorio, ciudad-paisaje, ciudad-valle, donde se alían la urbanidad con la geografía, la ecología y la biodiversidad.

Tal vez el reto del antropoceno requiera en cierta medida de desantropizar, deshacer, reparar. Pienso que la expresión desarrollo sostenible está obsoleta, la omnipresente transición ecológica comienza a hacerse vieja, y en algunos aspectos comienza a ser urgente una ruptura. Un cambio de paradigma, un (post)capitalismo que sea reparador, que conjugue el beneficio y desarrollo económicos, con la reparación ecológica y la justicia social. Hacer que la huella del ser humano sea reversible, que nos reconozcamos en la naturaleza quebrando dialécticas obsoletas de hombre/naturaleza, ciudad/territorio...

Para concluir, y observando no sin cierto grado de inquietud, la preocupante situación política a nivel nacional, hay una cosa que sí debiéramos reivindicar como irreversible: los valores democráticos que tanto nos han costado de forjar.

Compartir el artículo

stats