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Patrimonio

El georradar detecta posibles restos arqueológicos en una cuarta parte de la Roqueta

Los trabajos con técnicas geofísicas arrojan buenos resultados, confirmando la presencia de muros de construcciones pretéritas

Un técnico de la empresa Geozone trabajando con el georradar en el claustro de la Roqueta. geozone

Entre el 20 y el 30 por ciento del suelo del monasterio de San Vicente de la Roqueta podría tener interés para los arqueólogos que desde hace mes y medio realizan la excavación del recinto en busca de los restos de San Vicente Mártir y de los sucesivos templos que se levantaron en su honor. Así lo han puesto de manifiesto los trabajos realizados con un georradar por la empresa Geozone, que a falta de que se inspeccionen los puntos señalados, ya puede asegurar que se ha detectado una alineación de muros de construcciones pretéritas.

La excavación de la Roqueta fue adjudicada a la empresa Carpetania Integra S. L. por un importe de 406.484 euros y su misión es, una vez rehabilitado el edificio en su totalidad, buscar los restos arqueológicos que pueda haber en el subsuelo, esencialmente la tumba de San Vicente Mártir, que según la leyenda fue enterrado en este punto después de su martirio en el año 304 después de Cristo; y de los templos que se construyeron en su honor.

El primero de esos templos se erigió en la época del emperador Constantino y era una basílica sepulcral, mientras que el segundo fue mandado construir por el rey Jaume I en agradecimiento a la ayuda que el mártir le habría prestado en la conquista de València. Era una iglesia, un monasterio y un hospital de estilo románico.

No fue hasta el siglo XVII cuando estos edificios fueron desapareciendo para dar paso a un nuevo convento con un claustro acoplado al muro norte del templo, que es el que, con algunos cambios posteriores, ha llegado a nuestros días.

De todos estos elementos, hay algunos, como la portada románica, que se han conservado en buen estado, pero todo lo demás ha desaparecido. Sólo el subsuelo guarda secretos de aquellas etapas, incluidos los enterramientos que se hicieron en torno a la figura de San Vicente Mártir, a la postre patrón de València. Y eso es lo que se trata de buscar con esta excavación, uno de cuyos primeros pasos ha sido buscar con georradar los puntos calientes del patio, de parte del interior del monasterio e incluso de la acera de la calle San Vicente y del primer carril de la calzada, pues hasta allí llegaba el ábside y otros elementos destruidos cuando se construyó el metro.

La empresa encargada de aplicar esas técnicas geofísicas ha sido Geozone, que después de un mes largo de trabajos ha entregado ya su informe a Carpetania, que es la empresa responsable de la excavación.

Según fuentes de Geozone, la profundidad máxima a la que se ha llegado ha sido de seis metros y los resultados han sido positivos, más de lo que viene siendo normal, pues se han encontrado «anomalías» en un 20 o 30 por ciento de la superficie analizada.

Muchas «anomalías»

Se entiende por anomalías lugares con densidades distintas a las de la tierra donde se trabaja, aunque no se puede precisar de qué elementos se trata. «Lo mismo puede ser un cuerpo, un sarcófago o la raíz de un árbol que se quedó allí, dijeron las fuentes.

Ahora, por tanto, toca hacer catas en todos esos «puntos calientes» y determinar la importancia de los mismos, pues de ello dependerá la orientación de la excavación. Lo único que puede asegurarse con rotundidad es que se han detectado «alineaciones de muros», que podrían corresponder a alguna de las construcciones que se hicieron en el pasado y que quedaron sepultadas por las obras de los últimos tres siglos.

En principio, la previsión del ayuntamiento es acabar la excavación en diez meses, aunque podrían prorrogarse si aparecieran restos que así lo aconsejaran.

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