Un lago de más de cuatrocientos metros de largo ha cambiado la fisonomía de la playa de las Arenas a lo largo de la práctica totalidad del Paseo Marítimo, en lo que es el tercer episodio de este tipo a lo largo del año, pero con diferencia el más grande en dimensiones. Ayer, con la mejora del tiempo y la llegada del fin de semana, se convirtió en foco de atracción de paseantes y turistas. Lo que, habitualmente es una amplia alfombra de arena seca ahora es lo más parecido a una recreación del lago de l’Albufera, con una extensión de agua de grandes dimensiones separada del resto del mar por una estrecha banda seca, donde también ayer los servicios de limpieza se afanaban por retirar restos de algas y suciedad tras el temporal de los últimos días.

Nivel freático muy bajo

Y es que éste ha sido el causante de este curioso fenómeno, que ya se produjo tanto en la gran borrasca de la Semana Santa como en la Dana del pasado septiembre. En esta ocasión, sin embargo, la mezcla de agua dulce y salada procedente del oleaje y la lluvia ha aumentado notablemente sus dimensiones a pesar de no haber sido, al menos aparentemente, tan agresivo en la costa del «cap i casal». Lo que parece claro es que el nivel freático en la playa está tan sumamente bajo, que cuesta cada vez más conseguir la filtración del agua. Hasta el punto que durante la jornada fue habitual la presencia de aves acuáticas en su superficie. La llegada del sol, con la consiguiente evaporación, y el paso de las horas irá haciendo bajar las aguas, aunque la arena permanecerá húmeda durante bastantes más días.