Las excavadoras han hecho desaparecer uno de los símbolos más sórdidos de la ciudad de València en los años ochenta y noventa: el "supermercado de la droga" de la calle Bello. Mucho antes de que cambiara la fisonomía de esta zona -Juan Verdeguer era una calle pequeña, muy lejos de la actual avenida, y Las Naves eran unas instalaciones fabriles abandonadas- la calle Bello era tristemente conocida por albergar, sin ambages, el negocio del narcotráfico al por menor.

Aquello ya pasó, pero las fincas permanecieron, deteriorándose con el paso de los años. Ahora, las máquinas han entrado y han procedido al derribo controlado de varias de ellas. Hasta el alcalde Joan Ribó lo ha celebrado asegurando que "con la operación regeneramos este barrio del marítimo y mejoramos mucho el entorno de calles como Bello o Padre Porta". El ahora alcalde fue profesor de instituto en esta zona.

Las calles fueron cerradas al tráfico para que entrara la maquinaria pesada y procediera al derribo. Estas fincas eran denominadas las "Casitas Rosa del Grao", en analogía con las de la Malva-rosa por dedicarse también al tráfico de estupefacientes.

Vecinos de la zona expresaban ayer su satisfacción por el derribo, tanto por el mal estado de las casas como por su simbología y el daño que hizo a una parte de la juventud de estos barrios. Ahora lo que solicitan es que no se conviertan en zona de botellón.