Una cosa es el mensaje y la intención de un evento. Otra es la manía de perseguir a alguien porque no piense como tú. Otra es el análisis de la puesta en escena. Y ahí, la magia de las Magas brilla por su ausencia. Una cabalgata, sea republicana, fallera, carnavalera, del humor, de Reyes Magos, de disfraces o folclórica es un relato dinámico, lineal y con mensaje. La de las magas no tiene pies ni cabeza. El Micalet convoca a amigos y conocidos y los saca a desfilar. Sin más.

Una amalgama de elementos en la Cabalgata de las Magas de València. Valga una secuencia del desfile: un grupo de iaioflautas, dos «gegants» y cinco «cabuts», una muixeranga, tabal i dolçaina, cuatro «gegants» más, malabaristas, un motocarro, niños deshollinadores, una capoeira, un carro de globoflexia, un ataúd criticando la contaminación, un coro femenino lanzando confeti (prácticamente el único de toda la cabalgata) y un grupo de sufragistas componiendo la frase «l'horta no es toca», arrastrando en medio de la comparsa dos carros de supermercado llenos de botellas de agua. Saliendo cada una de ellas con una distancia sideral entre cada elemento.

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Cabalgata Magues de Gener 2020

Si se pretendía concienciar a la chiquillería de que hay que cuidar la huerta, lo más que extrajeron en limpio es que vieron un montón de señoras y señores bailando, tocando música o creando torres humanas. La duración, insufrible.