La Semana Santa Marinera registrará en los festejos de este año un hito histórico al incorporar mujeres en el cargo de Granaderos (soldados custodios de la Virgen). Lo hará en el Grao, en el colectivo que, con sede en la parroquia de Santa María del Mar, se encarga de custodiar una espectacular imagen de la Virgen Dolorosa. Anoche, la asamblea del colectivo semanasantero dio el visto bueno a la petición/comunicación por parte de esta hermandad, que ya lo había solicitado en la reunión del pasado mes de diciembre.

No se trataba de cualquier cosa, puesto que suponía romper un particular «tabú» en la fiesta. No es que estuviera prohibido a las mujeres tener ese cargo de soldado, ambientado en los inicios del Siglo XIX, sino que no se había suscitado hasta ahora. Ayer volvió a salir a colación el debate, pero no llegó a generarse conflicto. Hay otras dos hermandades de Granaderos en la Semana Santa Marinera (una en el Canyamelar y otra en el Cabanyal) que, para qué negarlo, no les gusta este cambio, pues consideran que, en estos colectivos la mujer tiene su particular figura, que es la de cantinera. Se sostiene en ese sentido que la incorporación de la mujer a la soldadesca napoleónica supondría faltar al rigor histórico.

Por contra, el colectivo del Grao, que tiene un grupo de mujeres ya preparadas para incorporarse, recordaba que esto es un signo de normalidad, que en la actualidad la mujer está en el ejército o que ni siquiera la historia de los Granaderos y su vinculación con la custodia de la Virgen puede regirse por un rigor absoluto. En cualquier caso, hay otro aspecto que jugaba a su favor: en otras entidades semanasanteras ya desfilan mujeres con papeles que desafiarían a esa misma lógica, como los soldados romanos -Sayones, Pretorianos y Longinos-, además de que ya hay mujeres granaderos en otras poblaciones con tradición, como Benetússer.

Pero finalmente en la reunión no llegó a plantearse una votación que podría haber sido incómoda. Se decidió dar el visto bueno por asentimiento a la solicitud que, por segunda vez, presentó la hermandad (tras pedírsele que la volviera a remitir el pasado mes). No en vano, esta presencia, en caso de rechazarse, acabaría por convertirse en un problema de leyes de rango superior.