Media docena de perros salchicha fueron los encargados de cerrar, cuando el reloj marcaba las dos y media de la tarde, el desfile de animales de Sant Antoni. Que en su episodio 2020 dejó una imagen, cuanto menos, infrecuente. El alcalde, Joan Ribó, presidió durante su primer tramo, el acto de bendición de animales, sobre todo en el tiempo correspondiente a los de compañía y en el inicio del desfile de carros. El acto de bendición, efectivamente, compartiendo el tiempo con la lectura de la homilía y recibiendo varios detalles, incluyendo una imagen de diseño del santo.

El alcalde quiso dejar claro donde empiezan unas cosas y donde acaban otras: «en la Iglesia Católica hay santos que mostraron su interés por los animales, como Sant Antoni o San Francisco de Asís. Y este es un tema que a nosotros nos interesa. Porque en una Valencia cristiana, pero también laica, y también de otras religiones, algo nos une: de defensa del bienestar animal. Este es un acto entrañable, que se viene haciendo desde hace mucho tiempo y que sirve para captar nuevas sensibilidades».

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Fiesta de Sant Antoni en la ciudad de València

Aportó para ello un dato: «hay más animales de compañía que chicos y chicas menores de 15 años. Hay unas necesidades de espacio público que queremos impulsar. Hemos desarrollado cosas, como la playa para perros o las zonas de socialización en los parques o el transporte de animales en la EMT. Es una nueva necesidad y el ayuntamiento ha trabajado para que algunas prácticas con animales no se hagan ya, como los circos y el bou embolat». Aunque de las corridas de toros no quiso hablar porque «eso corresponde a la Diputación y hay que conjugar el avanzar en el bienestar animal con respetar ciertas tradiciones en las que no queremos entrar en estos momentos». A todo esto, el que no estuvo fue Schrödinger, el gato del alcalde, que una cosa es presidir y respetar y otra es que le rocíen de agua bendita. «No está acostumbrado a salir de casa, es muy territorial. Lo he tenido como todos los días metido en el batín mientras leía la prensa. Yo lo bendigo». Y es que la nueva lectura de la fiesta, en la que el culto (todo empieza con una misa mayor) se combina con la empatía hacia los animales, propició la masiva presencia de la clase política, incluyendo a la consellera Mireia Mollá y la edil Gloria Tello, del mismo partido, el presidente de la Diputación, Toni Gaspar y una clásica: la vicealcaldesa Sandra Gómez con su no menos clásico «Pep».

Los animales y los animalitos fueron los protagonistas de una jornada que, aún siendo en viernes, reunió mucha gente, pero aún más tendrá el próximo año, cuando este desfile caiga en domingo. Ayer demostró, una vez más, que está muy arraigado en la sociedad. Hay verdaderos clásicos, como la urraca Nicasia, que ya tiene 17 años y que siempre trae Lucía. El perro es el más habitual, convieriendo la calle Sagunt en un verdadero guirigay de ladridos. Perros tranquilos, perros acobardados, perros chuletas, perros grandes y perros pequeños. Muy aplaudidos los de las unidades caninas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, incluyendo alguno estrella como Toro, el considerado mejor perro antidroga de 2019 o el Gran Terranova, estadounidense de nacionalidad, que trajo un cuidados con uniforme de la Nasa. Y entre medio, gatos, tortugas, peces, ratones, hurones...

Luego llegan los caballos. Es el gran día para lucir las «reatas». Y es el día que el labrador se gusta. Ya sea Paco el Frare, Ramón el Burraco, Visente Pantaló, Vicent el Gatet y todos los nombres y apodos imaginables. Incluyendo al presidente del Tribunal de les Aigües, Onofre Cubells o el Carro de Burjassot que, decían, no falta al desfile desde hace 40 años. Detrás de los carros, las hípicas. De salto, raid, enganches, doma y western. Todos quieren dejarse ver y mostrar sus habilidades.

Sant Antoni completaba, de esta forma, su nueva etapa, con dos grandes momentos festivos (el 17 y el fin de semana previo) y con una imagen de modernidad y tradición.