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Tribuna

El incierto futuro de la huerta

En menos de 20 años la huerta de València como tal desaparece. Estará en manos de grandes capitalistas. Motivos: el agricultor no puede vivir con los precios que percibe por las cosechas, además de ser posiblemente España el país de la UE que más productos fitosanitarios tiene prohibidos. Por contra, en nuestros vecinos Marruecos, Egipto, Turquía etc., se tira de todo y nos lo comemos en España y la UE.

¿Qué joven va arriesgarse a ser agricultor y ganadero para casi con toda seguridad, después de trabajar 3.000 horas al año, no gana 1.000 euros al mes. Es más, posiblemente los pierda?

Desgraciadamente, ahí también tienen la culpa las grandes superficies. Parece mentira que aprieten tanto al agricultor y al ganadero, que cuando se jubilen los pocos que quedan, la huerta será un erial. Eso sí, para entonces los políticos, que la mayoría no ven más allá de la punta de su nariz, pues han hecho de la política una profesión para vivir bien y no para ser servidores públicos, están elaborando leyes para poder expropiar a sus legítimos dueños, que no la trabajan porque no quieran, sino porque no les alcanza para vivir con la mínima dignidad.

No tienen en cuenta la idiosincrasia del campo de la vega norte de València, cuyas tierras se han adobado en el transcurso de muchas decenas de años, aportando arena del mar y otros elementos, previo paso por las cuadras para que los animales las fertilizasen. Habría que amontonar los 30 o 40 centímetros superiores de cada campo para después igualar y repartirla sobre el campo resultante, pero para ello hacen falta decenas de miles de millones de euros, cosa que solo pueden hacer los multimillonarios y unos pocos más que necesitan la tierra, entre ellos los chinos para alimentar su población.

Después se lo venderán a los grandes capitalistas y las cosas cambiarán porque tendrán el poder, las relaciones políticas y económicas, y los precios subirán. En sus manos sí que será negocio la producción tanto agrícola como ganadera.

Os tendréis que olvidar por ejemplo de la horchata de chufas de aquí, pues al remover las tierras para hacer grandes campos no servirán para producir chufas. Eso sí, siempre quedarán las de África, controladas por unos pocos y los precios serán prohibitivos para la mayoría de los que producen la deliciosa «Leche de chufas», de la que la inmensa mayoría no saben que es ingerir gloria bendita.

¿Cómo se sale del agujero? Con investigación, innovación y pagando un precio justo. Con ello no sólo habría buenos y nuevos agricultores -un buen agricultor, además de que tenga pasión por el oficio, tarda más de 10 años en formarse, pues el campo no es sota, caballo y rey- sino que además se crearían muchos miles puestos de trabajo.

Pero también hay que manifestar el poco peso que tiene España en el mundo, menos que una paja. A nosotros nos dan por el Este, Rusia(Crimea) y por el Oeste EE UU (Airbus), con la prohibición en un caso y las tasas elevadas en otro, y por el contrario Alemania sólo dejará de vender longanizas e Italia y Grecia ni eso.

Estimados compañeros, es aconsejable que pongamos un cepillo, igual que tienen las iglesias junto a los altares para las limosnas, y así cada valenciano, español o extranjero que vaya a ver nuestros campos que deposite su óbolo.

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