Mireia, una vecina de 75 años del barrio del Pilar de València, denunció a un inquilino por impagos y fiestas en un piso de su «propia finca familiar», en la que vive junto a su marido Antonio y su hijo José. Esta propietaria ha puesto en hasta en cinco ocasiones un cartel en la puerta de acceso a su vivienda, situada en el número 4 del carrer del Bany, con el que pide ayuda de una manera «desesperada»: «En esa finca vive un ocupa que me trae prostitución a casa. Por la noche y de madrugada hay mucho trapicheo porque salen y entran muchas personas que me preguntan por droga. Me siento desprotegida y en peligro, necesito ayuda», reza el papel plastificado colgado de la madera de la puerta.

«Me he visto obligada a poner este letrero porque algunos vecinos me dicen que tengo un prostíbulo y quiero defenderme porque no es así», apuntó Mireia a Levante-EMV. La vecina del distrito de Ciutat Vella explicó que lleva 15 meses con este problema y «no he podido tirarlo porque la ley lo ampara. Se celebró el juicio a finales de 2019 pero alegó que en el documento que firmó para abandonar el piso de manera voluntaria falsifiqué su firma y no es así». Sobre los problemas, manifestó que a partir de la 1.30 de la madrugada hasta las 7 de la mañana «hay ruidos y música de discoteca». En ese sentido, también relató que tenía la escalera llena de cuadros pintados por su marido pero «los hemos tenido que quitar porque los robaba y los vendía, siento que quiere aprovecharse de mí». Finalmente, también declaró que «no puedo vivir en mi propia casa; no puedo dormir».