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Bombas Gens

El proyecto brilla con luz propia en menos de un trienio

Bombas Gens

Bombas Gens se ha ganado su resplendor ciudadano en menos de un trienio. Su rehabilitado edificio se ha convertido en uno de los iconos del siglo XXI, pero no pretendo hablar ahora de su reconocido centro de arte, ni tampoco del doble estrellado restaurante de Ricard Camarena. Quiero destacar su labor cívica en el barrio de Marxalenes. Un mandamiento básico del proyecto de la Fundació per Amor a l'Art de José Luis Soler y Susana Lloret. Hay que conocerlos para saber que el arte, con ser importante, solo es una parte de su pretensión de devolver a la sociedad su agradecimiento. Solo ellos saben las dificultades que tuvieron que sortear en origen para una iniciativa que tiene la solidaridad por bandera, y como buscaron desde el principio la complicidad del barrio, ganada al momento gracias a la transparencia y la sinceridad. Los vecinos de Marxalenes presumen ahora de Bombas Gens, han olvidado los problemas que generaba su abandono y la mayoría asiste complacido a sus actividades. Ellos siempre han sido los primeros en conocer el proyecto, en asistir a las inauguraciones y en descubrir la bodega y el refugio. Parece difícil destacar la filantropía en estos tiempos agitados, pero sin ninguna duda es lo que más complace a esta familia comprometida con el bienestar, concebido a la manera escandinava. El Centre Jove, una edificio de nueva contrucción, acoge a menores vulnerables del barrio y de otras zonas para recibir un apoyo educativo como centro de día. Una labor que permite a muchos de ellos comer de caliente y reforzar su formación académica. Han tendido puentes con los centros educativos de la zona para detectar a aquellos alumnos en verdadera situación de vulnerabilidad, una colaboración esencial para que la acción social sea inclusiva. La mayoría de las familias desestructuradas, o no, también colabora. Ya se dan casos de magníficos estudiantes entre ellos. Lo que demuestra que solo necesitaban una oportunidad. Ese fomento de desarrollo personal de los menores hace de Marxalenes una ejemplaridad de la que vanagloriarse como fenómeno urbano colectivo.

«Equipo Wilson»

Otra de las ocupaciones esenciales de la Fundació per Amor a l'Art es la investigación para mejorar la vida de los enfermos de Wilson y de otras patologías raras, con atención especial a los niños. En época de emergencia sanitaria global se valora el trabajo constante del «Equipo Wilson», un foro multidisciplinar de profesionales expertos que trabaja para conseguir un diagnóstico precoz que evite secuelas irreversibles. Jornadas y becas hace que València lidere la investigación sobre está enfermedad, donde Soler y Lloret han conseguido la participación de los mejores centros del país, como Fisabio, el Príncipe Felipe, el Severo Ochoa o el de Investigación Medica Aplicada Universidad de Navarra. En la «Sala Wilson», nada más entrar a Bombas Gens a la izquierda, se reune el equipo para comunicar los resultados de las últimos estudios, donde hay una condensación de cerebros irrepetible que divisa un halo de esperanza para una de las enfermedades raras menos frecuentes que puede abrir la puerta a nuevas terapias que mejoren la vida del enfermo y palien la ansiedad de sus familias.

«Parlem del càncer»

En cambio una de las enfermedades más frecuentes es el cáncer. Según la Organización Mundial de la Salud uno de cada cinco hombres y una de cada seis mujeres padece cáncer en el mundo. Los que soportamos esa estadística sabemos los graves efectos de la enfermedad, pero al mismo tiempo los tratamientos han avanzado tanto que cáncer no equivale a muerte. Clar i ras. Parlem del càncer es el libro de la oncóloga y divulgadora científica Àngels Royo Peiró (Manises, 1983) que acaba de publicar Vincle. Un ensayo destinado al gran público. «He intentat donar resposta a preguntes recurrents de pacients, familiars i públic en general des del meu punt de vista amb un desig d'apropar-vos una especialitat com l'oncologia sense tabús ni secrets». Lo ha conseguido. Es el libro que debemos tener todos en casa, con un vocabulario final bien claro. Gracias sinceras a Àngels Royo, a Manolo Gil, a Fina Cardona-Bosch, Jaume Pallardó y Martí Domínguez.

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