El aplazamiento de las Fallas de 2020 al próximo15 de julio, coincidiendo con las vacaciones estivales y en uno de los meses más calurosos del año, obligaría a replantear y ajustar muchas facetas de una fiesta pensada para celebrarse en invierno. Una de las interrogantes que se abren está en el operativo de la Ofrenda de Flores a la Mare de Déu, uno de los actos centrales de la fiesta en el que miles de falleras y falleros desfilan por la plaza de la Virgen y confeccionan con sus ofrendas florales el gran manto de la «Geperudeta».

El principal problema para celebrar una Ofrenda veraniega en València a las 15 horas en estío es el calor que hace en julio en nuestra ciudad. De hecho, las autoridades sanitarias no autorizarían un acto a esa hora nunca. Así que se barajan varias opciones como hacer el acto floral en tres jornadas para poder empezar más tarde, cuando refresca, a partir de las 18 horas; o poner la tercera sesión en la mañana del día 18 de julio, temprano, desde las 9 a las 11, por ejemplo.

Una segunda dificultad derivada del traslado a julio es que las flores se secan en poco tiempo. Los ramos de flores del manto de la Virgen con unas temperaturas de entre 20-22 grados pueden aguantar perfectamente 4 o 5 días en el mes de marzo. Con 30, e incluso 35 grados, que se pueden alcanzar en el mes de julio, «los claveles no aguantarán ni un día», apunta el portavoz de la Asociación Profesional de Flores y Plantas de la Comunitat Valenciana, Gabriel Lliso.

Los floristas aseguran que sin medidas adicionales, como el refresco con agua del manto por parte de los bomberos o los operarios de Parques y Jardines, el manto se empezaría a marchitar en 20 horas.

El suministro de flores estaría garantizado para las nuevas fechas que se barajan para la Ofrenda, aunque la mayoría del género tendría que ser de importación.

En marzo el clavel está en plena temporada y los precios son más asequibles que en verano, cuando ya no queda apenas producción nacional y las flores se deberán importar de países como Ecuador o Colombia. En lo que si coinciden los floristas consultados es que la mejor especie por su resistencia para la Ofrenda es el clavel. «Es la que más aguanta y mantiene el color más tiempo sin agua». «Hay otras variedades de flor, pero no darían para cubrir la demanda de la Ofrenda.

Los claveles de verano tienen por regla general menor tamaño por lo que se necesitarán más ramos para confeccionar el manto. Sería en todo caso una Ofrenda un poco más cara para los falleros que la que se realiza en marzo, apuntan los floristas. La asociación de productores de Flores volvió a lamentar que el Ayuntamiento de València no haya dado soluciones para compensar económicamente al sector por las pérdidas que supondrá el aplazamiento de la fiesta cuando todos los encargos y pedidos de flores para la Ofrenda estaban ya hechos. El sector, uno de los grandes damnificados del aplazamiento de las fallas por el coronavirus, calcula unas pérdidas de cinco millones de euros.

«Los contratos de las carpas, las verbenas o las bebidas se pueden aplazar al mes de julio, pero nuestro producto (las flores) es perecedero y eso lo vamos a perder», insistieron ayer los floristas. Otra de las medidas adicionales que se podrían adoptar para alargar la vida del manto floral es desplegar el toldo de la Basílica de la Virgen, una medida en la que está trabajando la Iglesia que todavía no ha presentado el proyecto de revisión del toldo, propiedad del ayuntamiento y gestionado por la Basílica, que se instaló hace ocho años y que no ha sido desplegado todavía por el conflicto judicial con los vecinos de la finca donde se instalan los anclajes del toldo. Una vez resuelto el conflicto judicial a favor del ayuntamiento, queda por resolver la concesión de la licencia municipal para desplegar el parasol de grandes dimensiones previo proyecto de adaptación. Tras ocho años, no sabemos como estarán los mecanismos, los cables y la propia lona del toldo, apuntan fuentes del Arzobispado.

El ayuntamiento duda de que los permisos y revisiones del toldo lleguen en tiempo y forma para que pueda desplegarse a mediados de julio. El ayuntamiento y la Archicofradía de la Virgen firmaron en 2011 un convenio para renovar y modernizar el toldo que se desplegaba en la plaza de la Virgen en los actos religiosos multitudinarios. El consistorio, con el anterior gobierno del PP, sufragó el cambio del toldo, que se sustituyó por una nuevo, automatizado, en el que se gastaron 300.000 euros de las arcas municipales. El toldo, sin embargo, nunca se ha podido extender. Los vecinos de la finca en la que colocaban los anclajes de los cables tensores se negaron a seguir soportando esta servidumbre y el toldo acabó en los tribunales. En 2014, una sentencia dio la razón al ayuntamiento pero el parasol sigue plegado en espera del proyecto modificado y de las comprobaciones de seguridad exigidas. En la pasada legislatura se llevaron a cabo las «pruebas de viento» por parte de la Universitat Politécnica de València.