La Fallera Mayor de València 2020, Consuelo Llobell, llamó ayer a todo el colectivo fallero a vivir «unas fallas históricas y diferentes» en una rueda de prensa en la que quiso mostrar todo «su apoyo» a los falleros y las falleras, porque también sufrieron el varapalo de la anulación de las fiestas de marzo y su traslado al mes de julio. Unas Fallas que serán «muy diferentes pero mejores»: «No importa el calor, ni si será extraño estar en el casal sin el polar y el blusón. Lo que verdaderamente importa es que sí tendremos Fallas en 2020», expresó.

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Visiblemente emocionada, la Fallera Mayor tuvo que interrumpir su discurso por la emoción y las lágrimas que la embargaban ante la prensa y las cámaras de televisión. Estuvo acompañada en su comparecencia por Carlos Galiana, presidente de la Junta Central Fallera y concejal de Cultura Festiva. Además de por la Fallera Mayor Infantil Carla García y todas las componentes de las Cortes de Honor y sus familiares, entre el público.

«Soy médico y por encima de todo está el Bien Común y la salud de nuestra población», señaló en una frase para la posteridad poco después de reconocer con la voz entrecortada por la emoción que el discurso que iba a pronunciar iba a ser «el más difícil de su reinado», más difícil que el de su proclamación o el de la Crida.

Enseguida supo reponerse porque, como dijo, «los falleros estamos hechos de otra pasta». «Tenemos el corazón herido -indicó- pero lleno de esperanza». Y lanzó varios mensajes importantes porque, lejos de ser un discurso almibarado, quiso darle vitaminas al colectivo fallero. «Podemos remar todos juntos. Sabemos reponernos de las adversidades y el mundo va a percibir la importancia, no sólo a nivel cultural, sino también económico de las fallas», comentó. «Ahora nos daremos cuenta -enfatizó-, más que nunca, de la importancia que tiene salvaguardar una profesión como la de artista fallero porque el eje de la fiesta es la falla. Afortunadamente, la mayoría de los artistas podrán retirarlas para volver el próximo verano», añadió.

Su discurso fue muy solidario, porque recordó también a todos los procesos productivos afectados y a sus compañeras de viaje: «las Fallas de toda la Comunitat Valenciana y las fiestas hermanas de Castelló». Luego agradeció los mensajes de apoyo y aliento. «Cada una de vuestras palabras nos ha hecho más fuertes». Recordó también el lema que tienen tanto ella como la corte, «I Will survive», una metáfora de todas las calamidades que le están pasando. «Sobreviviremos a esto. Hemos dado el primer paso para continuar las Fallas de 2020 y que no lo noten las de 2021. Miramos al presente, pero también al futuro», espetó.

«Coraje, ilusión y tesón»

La Fallera Mayor también pidió «coraje, determinación, ilusión y tesón. Por favor, poned todo el empeño para que las de julio sean las mejores fallas de nuestra historia», puntualizó. Y no dejó por ello de recordar otro lema, el de su propia falla. «Aço també passarà» porque el coronavirus pasará y se podrán celebrar los festejos con normalidad. Sin obviar, al principio de su discurso, explicar porqué no había comparecido hasta ahora. «La Junta Central Fallera primero que nada, debía estar al lado del colectivo fallero y las entidades que necesitaban el apoyo, incluyendo el encontrar una nueva fecha», comentó.

«Rapidez en la solución»

En este sentido, elogió a las instituciones, civiles y falleras, citando a la Junta Central Fallera junto a los representantes de la Federación de Especial, la Interagrupación y del Gremio de Artistas Falleros por «la rapidez con la que se ha reaccionado». «Todos hubiéramos preferido que esto no hubiese ocurrido», matizó, pero «la situación requería una solución excepcional, que se tomó por recomendaciones y basada en el sentido común». Tampoco quiso olvidarse de mandar todo su cariño «a los afectados» y recomendó «sumarnos a los consejos de las autoridades sanitarias».

Para acabar el grueso de su intervención institucional, reflexionó sobre la falla municipal. Consuelo Llobell reconoció que «nos hubiese encantado verla plantada, verla girar? pero la salud está por encima de todo». Eso sí, si no se puede guardar y hay que quemarla, «pues habrá que hacerlo». Y acabó con una frase para quitarle un poco de drama a la situación: «Dentro de lo malo, tendremos dos cremàs», zanjó.