La catarsis provocada por la suspensión de las Fallas y la Magdalena abrió paso ayer a un goteo incesante de cancelaciones de eventos con público y a una catarata de cifras económicas negativas inoculadas en prácticamente todos los sectores a lo largo y ancho de la Comunitat Valenciana. El día después de la histórica decisión pareció tomarse conciencia de la gravedad del avance de una epidemia, la del coronavirus, que ayer ascendió oficialmente a la categoría de pandemia global, bautizada así por primera vez por una Organización Mundial de Salud (OMS) preocupada por los altos niveles de propagación.

El coronavirus obliga a un aplazamiento histórico de las Fallas

El coronavirus obliga a un aplazamiento histórico de las Fallas

Aunque el territorio valenciano no es zona de «alta transmisión» y la cifra de contagios (76) se mantiene dentro de la escala de contención, por debajo de otras comunidades (en toda España se contabilizan más de 2.200 afectados), el aplazamiento fallero fue la antesala de una avalancha de comunicados de suspensión de actividades de calado tanto en el ámbito social y cultural, como en el político, el deportivo, el festivo o el empresarial. Una paralización de los usos y costumbres a todos los niveles de la cotidianidad que pasará factura a la economía en un panorama de elevada incertidumbre, con la amenaza de una nueva crisis global llamando a la puerta.

Fallas 2020 | ¿Qué opinan los valencianos del aplazamiento de las Fallas 2020?

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Tan solo el impacto de no celebrar las Fallas supone una «sangría enorme» que el presidente Ximo Puig cifró ayer en 700 millones de euros: un durísimo golpe para todo el universo que orbita en torno a la fiesta valenciana más multitudinaria. El sector turístico y el hostelero están entre los principales damnificados y ya preparan recortes para afrontar la crisis. La suspensión de cientos de vuelos ha puesto en jaque a las aerolíneas, mientras los precios hoteleros se hunden por el desplome en la ocupación de plazas. Los empresarios comenzaron a reclamar ayer un paquete de medidas e incentivos para paliar la debacle y plantearon despidos. Porque también están en juego muchas contrataciones.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, propuso ayer tarde costear la desplantà -el traslado de los monumentos falleros- «al 50 % entre ayuntamientos y Consell», aunque todavía hay abiertas muchos incógnitas, como el traslado de los cadafals, que en el caso valenciano podrían terminar refugiándose en Feria València. Además, la decisión de València de fijar las Fallas a mediados de julio abrió por la tarde un foco de conflicto con otros municipios.

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Fallas suspendidas: El día después de la decisión

El jefe del Consell exigió a la Unión Europea una acción «mucho más potente» de la inicialmente anunciada, con la puesta en marcha de un fondo de apenas 25.000 millones de euros para contener los estragos de la pandemia. Si no, la crisis «va a ser muy grave» y «peligran miles de puestos de trabajo», advirtió Puig. Tanto el FMI como el Banco Central Europeo alertaron de la necesidad de adoptar nuevas medidas y ajustes para evitar un catástrofe económica.

Silencio en las Corts

El coronavirus enmudeció ayer el hemiciclo del parlamento valenciano tras la suspensión del pleno por la ausencia de los diez diputados de Vox, que días atrás habían estado en contacto con el secretario general del partido, Javier Ortega Smith, infectado con el COVID-19. La portavoz valenciana de la formación en las Corts, Ana Vega, acabó dando positivo por el virus por la tarde. Aún así, hoy está prevista una comparecencia extraordinaria de Puig.

La Generalitat ha pedido a sus funcionarios que limiten las reuniones de trabajo en grupo y que fomenten el uso de la videoconferencia, a tiempo que ha suspendido las acciones formativas.

La Fira del Llibre de València es otro de los actos multitudinarios de esta primavera que se posponen por ahora sin fecha, a pesar de que todavía quedaba más de un mes para que se montaran las casetas. Diversos museos valencianos se sumaron a la cancelación de eventos de inauguración de exposiciones y otras actividades, en un ejercicio de «responsabilidad». Aunque, de momento, la actividad cotidiana de los espacios culturales se mantiene, la espada de Damocles pende sobre los festivales de música y los grandes conciertos programados en las próximas semanas, pendientes de cómo evoluciona la pandemia.

La feria taurina de Fallas, la feria Alicante Gastronómica, la Fiesta de la Logística de València y otras celebraciones ligadas a los municipios han caído igualmente víctimas del COVID-19.

Tampoco el deporte se libra de los sacrificios. Como medida preventiva, la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana (FFCV) suspendió todas las competiciones, desde el fútbol base a las de aficionados, durante 15 días. La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) hizo lo propio con las ligas de ámbito estatal (Segunda B, Tercera Divisón y Liga Nacional de Fútbol Sala). Todo a la espera de que hoy pueda decidirse aplazar los partidos de la Liga en Primera y Segunda división, o si se juegan a puerta cerrada. Otros deportes aplicaron medidas similares y ni siquiera la Federación de Caza se resistió a cancelar todas sus competiciones durante este mes.

Sin vacaciones

Quienes no gozarán de tregua alguna serán los trabajadores sanitarios. La Conselleria de Sanidad les ha dejado sin vacaciones hasta nueva orden mientras dure la situación actual, para evitar el colapso del sistema, una de las mayores preocupaciones ahora mismo. En los centros de mayores y residencias se están extremando las acciones de limpieza, higiene y desinfección y suspendiendo talleres y actividades o algunas visitas.

Dentro de ese clima de excepción, se cancelaron plazas de AVE para viajar a Madrid y en algunos supermercados se observaron compras compulsivas. En cambio, las ventas online se dispararon notablemente. Otros indicadores que muestran el alcance de la crisis.