«No podemos ser concluyentes todavía porque no disponemos de suficientes datos, pero los primeros indicios son evidentes, la contaminación se ha reducido de manera espectacular en València y su área metropolitana». José Manuel Felisi lleva varios años analizando concienzudamente la calidad del aire del Cap i Casal y es el portavoz de la plataforma ciudadana València per l’Aire, que engloba a decenas de colectivos preocupados por lo que respiran las personas. La devastación social y económica que está provocando el Covid-19 también tiene su vertiente positiva, aunque el técnico medioambiental valenciano más que hablar de consecuencias buenas del virus se inclina por analizar la situación como «un momento histórico para redefinir la movilidad global, dado que nos va a mostrar el camino inequívoco por el que la sociedad debe avanzar en la lucha contra la contaminación» y por extensión del cambio climático.

Felisi se hizo eco ayer de uno de estos primeros indicios. «Comparando el domingo 8 de marzo con el domingo 15, se observa una reducción en los gases contaminantes del 66,4 por ciento, lo que es extraordinario. Y eso que hay que tener en cuenta que los domingos son jornadas donde ya se reduce de por sí el tráfico rodado y los desplazamientos se reducen al ocio. Cuando tengamos los primeros datos de jornadas laborables, puede que nos asombremos», señala el técnico en calidad medioambiental, responsable también de la Xarxa Ambiental Mesura.

Felisi se refiere a cifras oficiales de las estaciones que la Generalitat Valenciana tiene repartidas en distintos puntos de la ciudad. Sin embargo, estos ‘indicios’ de momento se toman con cautela, ya que los datos que se desprenden de las partículas no están en consonancia. «Hay discrepancias importantes y no tiene mucho sentido, por lo que hay que esperar a que la Generalitat las valide para que sean fiables», comenta.

El portavoz de València per l’Aire insiste en que la comparación de dos días sueltos no para nada una referencia válida, pero admite que la «tendencia» es la de una gran reducción de la contaminación. «Tenemos ya los ejemplos de lo que ha ocurrido en China y en otros países donde el coronavirus ya está en otra fase. La reducción de la polución ha sido espectacular, sin parangón. En València la tendencia de la reducción de gases se ve clarísima. No estamos hablando de porcentajes de un 20 %, que ya serían muy importantes, estamos hablando de otro nivel mucho más significativo», sostiene.

Para José Manuel Felisi está extraordinaria situación de confinamiento y crisis sanitaria es una oportunidad para estudiar los efectos de un cambio radical en la movilidad metropolitana. «Esta situación nos va a dar pistas claras de los puntos donde se ha de actuar y cómo se ha de actuar a nivel metropolitano. Vamos a tener información cien por cien real, no encuestas de movilidad. Las espiras que hay instaladas en las calles y las carreteras nos van a mostrar la reducción real del tráfico y lo vamos a poder relacionar directamente con la disminución de la contaminación. Vamos a ser capaces de determinar claramente hacia dónde son los desplazamientos y de dónde vienen, y eso nos dará una guía de actuación clara», explica.

Otra consecuencia importante de esta crisis sanitaria es que las autoridades, las empresas y en general la sociedad «se dará cuenta del impacto que tiene el teletrabajo o la compra de proximidad en la calidad el aire de las ciudades». «Ahora mismo no somos conscientes de la cantidad de desplazamientos innecesarios que realizamos, tanto en el trabajo, como en cuestiones de ocio o en cuestiones cotidianas como hacer la compra. ¿Hace falta cruzar la ciudad para comprar?», se pregunta.

Con todo, para Felisi el «mensaje claro» que está dejándonos el estado de alarma y la crisis desencadenada por el coronavirus «es que en el momento que quitas los coches de la ciudad, automáticamente mejora la calidad del aire de la misma».

València per l’Aire viene demostrando con mediciones científicas propias complementadas con los datos oficiales de las estaciones autonómicas que la calidad del aire de la ciudad deja mucho que desear y supera en demasiadas ocasiones los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud.

Un estudio reciente de la plataforma sobre gases contaminantes (NO2) demostró que las vías con más intensidad de tráfico también son las que peor calidad de aire tienen la ciudad, superando el umbral recomendado y que afecta directamente a la salud de las personas. De igual manera se conoció que València superó el año pasado los límites de partículas que tolera la OMS.