La Marina de València ha echado también el cierre temporal por el coronavirus y ha suspendido todos los procesos de contratación en curso, incluida la negociación con el Gobierno central para la condonación de la deuda de la Copa del América. Una situación excepcional que ha obligado a cerrar el tráfico de embarcaciones de recreo en todo el recinto donde hay 900 barcos amarrados.

Las salidas están prohibidas y las entradas restringidas al máximo, lo que ha dejado a la tripulación profesional de unos 80 megayates que tienen su base de invierno en València atrapados en la cuarentena.

Algunos están en los barcos, otros cuentan con vivienda en la ciudad, explican fuentes del Consorcio València 2007, que explican que los protocolos de seguridad se empezaron a aplicar ya hace unas semana con los barcos procedentes de Italia.

La crisis sanitaria ha obligado a cerrar todos los locales de hostelería, restauración y ocio de la Marina de València lo que deja estos días una imagen de desolación en este enclave. Una sensación que ha propiciado algún intento de robo en los locales de hostelería clausurados y que ha llevado a los responsables a reforzar la vigilancia de un espacio que cuenta con un sistema de videovigilancia propio.

Fuentes del consorcio confirmaron que ha habido un intento de robo de género, botellas de bebida básicamente, pero la policía los sorprendió antes de que abandonaran el edificio alertados por las cámaras de vigilancia.

En las oficinas, por su parte, se extreman las medidas de seguridad. Son alrededor de cinco personas las que acuden a su puesto y se les ha ubicado en despachos separados. Las reuniones se realizan por videoconferencia y la actividad se ha reducido al máximo, salvo la que afecta a los servicios de limpieza y mantenimiento, que han aprovechado el parón forzoso para llevar a cabo obras pendientes como la reparación de las zonas de juego infantiles. Otra de las medidas de higiene que se han tomado ha sido la limpieza a fondo con productos desinfectantes de todo el recinto.

Parón en la actividad

En definitiva, la Marina de València, que este año tenía previstas varias licitaciones, se ha visto obligada a pisar el freno. Sus responsables confían en que una vez superada la crisis todo vuelva a arrancar. Una de las medidas excepcionales que se han tomado ha sido la suspensión de los pagos de las concesiones para minimizar los efectos del cierre.