La tercera fase del gran plan de infraestructuras para construir la red de abastecimiento de agua potable para la València y el área metropolitana del futuro, tendrá que esperar unos meses. La Emshi había paralizado las obras en marcha y las expropiaciones de terrenos, como medida de precaución, hace 10 días, incluso antes de que se decretase el Estado de Alarma por la alerta sanitaria del coronavirus.
Tal como ha explicado la presidenta del Emshi Elisa Valía, los procedimientos de expropiación y ocupación temporal, que actualmente afectan a los términos de Paterna, Mislata y València se han paralizado aunque más bien se trata de un aplazamiento. Cuando se retome la actividad de las instituciones metropolitanas, tanto las obras como las expropiaciones seguirán adelante sin ninguna traba administrativa derivada de la situación excepcional que vive hoy España.
La también concejala del Ciclo Integral del Agua de València subraya que a principios de mes, dentro del plan de contingencia contra la propagación del virus, «ya suspendimos las obras en los centros de operaciones, las plantas potabilizadoras y allá donde hubiera contacto entre personas, en prevención de posibles contagios».
Como es sabido, las actuaciones paradas ahora forman parte de un plan de choque valorado en unos 100 millones de euros y cuya tercera fase está en curso. La Emshi construirá una doble tubería que traerá el agua desde las plantas potabilizadoras de Picassent y Manises asegurando el abastecimiento de la capital valenciana y de l'Horta.
Por ende, se ha diseñado una sistema de seguridad para prevenir averías que incluye la construcción de un anillo y un trazado de tuberías interconectadas y en paralelo, que permite pasar el flujo hídrico de unas conducciones a otras en caso de que haya alguna incidencia. «Actualmente -dice Elisa Valía- nuestra red de abastecimiento es antigua pero funciona muy bien porque se ha invertido en mantenimiento y mejoras», sin embargo, a medio y largo plazo esta nueva infraestructura garantizará el abastecimiento de un millón y medio de personas durante décadas.
Afectados de Campanar
Entre las servidumbres que comporta instalar tuberías de grandes dimensiones a lo largo del subsuelo del área metropolitana, una de los problemas con mayor impacto social y económico es el que se produce en la huerta de Campanar. La concejala socialista explicó que la instalación de estas tuberías «no va a llevar la destrucción de la huerta sino la ocupación de tierras, de forma temporal, que serán retornadas a su estado original y cuyos propietarios tendrán derecho a indemnizaciones si procede».
Mientras, y hasta que se retomen las obras y ocupaciones dentro de unas semanas, el Ayuntamiento y la Emshi están estudiando «trazados alternativos» que afecten menos a la huerta y que tengan menos impactos sobre las tierras cultivadas. «Vamos a analizar -especificó- si es viable llevar estas dos tuberías por otros trazados pero hay que tener en cuenta si esto puede encarecer la ejecución de las obras y si es viable un trazado técnico alternativo dado que una vez entras en el suelo urbano consolidado topas con problemas como que hay calles en las que no queda espacio para meter más tuberías», expresó. Más concretamente «hay tuberías de grandes dimensiones -de 140 metros y de 1,5 de diámetro -que no caben por algunas calles», recalcó.
