No hace tanto tiempo se sentaron en tronos y se las recibía en casales entre aplausos. Se las homenajeaba y muchas querían ser como ellas. Estaban en lo más alto de la fiesta fallera. Pero detrás de cada historia de una fallera, está la trayectoria personal. Varias de ellas están en primera línea contra la pandemia. Son las falleras que ejercen, ya ejercían antes de su aventura fallera, de médicas, enfermeras o farmacéuticas y a quienes la epidemia les ha pillado trabajando. Ahora se dedican al triaje, a la atención inmediata, a aconsejar y a ver pasar día a día el desarrollo de la covid-19. No les cae de nuevo porque estos oficios no son siempre agradables, pero reconocen que hay mucha excepcionalidad. Y el comentario es coincidente: «Esto no ha acabado ni mucho menos».

Los trajes de valenciana quedaron en las perchas. Habían arreglado turnos para salvar los días grandes. Todo ha cambiado. «Estaba todo preparado. Lo saqué todo de las cajas. Llevé el pelo a arreglar. Los lazos estaban planchados, los zapatos... ahí se ha quedado. Conforme pasaron los días y empezaba a ver lo que se avecinaba no quería pensarlo. Pero es lo sensato. Ahora reconocemos todos que la suspensión debió ser antes», señala Paula Santarrufina. Ella había arreglado la semana para tener un par días libres. Pero no se movió de Urgencias, donde combate, como enfermera en jornadas de doce horas.

«Momentos muy duros»

«Hay momentos verdaderamente duros. En lo profesional nunca había vivido una experiencia así. Estamos aprendiendo a la velocidad del rayo. Todos saldremos marcados como sanitarios y como personas. La gente mayor, los familiares... ves y sientes muchas lágrimas. Lo único que desearé es recordar los momentos que nos marcarán para bien», apunta. Y destaca a la gente «ofreciéndonos material, los aplausos de las ocho, que nos recargan de energía porque es verdad que al acabar el día estás muy cansada». «Es algo que contaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos. Nadie estaba preparado para esto», incide. Paula ya era enfermera cuando estuvo en la corte de Marina Civera, hace apenas un suspiro. Era la última, la doce, la más alta. «Paso tantas ganas de ellas...». La fallera de Bilbao-Maximiliano Thous pide algo más: «de verdad, no nos llaméis héroes. Hacemos nuestro trabajo».

Sin distinciones

El trabajo en primera línea no establece distinciones. La fallera mayor de Gandia 2020, Sandra Faus, se despojó de los atributos de autoridad fallera y cinco días a la semana trabaja en la «UCI limpia» del hospital de Dénia. «El día anterior a la suspensión fui como fallera mayor a hacerles una visita. Había pedido un permiso sin sueldo de quince días, pero cuando pasó esto, llamé para volver», comenta. Sin pensarlo. «Por supuesto que no. Estaba en quirófano, que se ha reducido a las operaciones más urgentes», insiste.

En principio estaba en la sección que no tenían coronavirus, pero a nosotros también nos han empezado a aparecer casos positivos». Sandra ha cambiado la emotividad fallera por la profesional. «Tienes que tomar decisiones, ves cosas... te vas con satisfacciones, pero también con muchas ganas de llorar», confiesa. Ahora mismo entiende que «por mucho que te gusten las Fallas, hay que aparcarlas». «Ya habrá tiempo. Para la infantil es difícil de entender, pero nosotros tenemos que ser conscientes. Antes se tenía que haber tomado decisiones, porque a esto le queda mucho», razona apesadumbrada.

«Soy muy fallera. Pero es tanto lo que está pasando, que las Fallas, ahora mismo, son secundarias. Cuando las celebremos seré la primera y con más ganas que nunca». Ahora mismo, Meritxell Soler tan sólo piensa en ayudar a curar enfermos y a cuidarse ella misma. «Cuando llego a casa, todo, absolutamente todo, se va a la lavadora», comenta. Hace nada la veíamos en la tercera fila de la corte de Rocío Gil. La cardióloga de la corte. Ahora, en el tramo final de la residencia, fue llamada para hacer guardias en la UCI «Y todo es Covid. Nos llamaron porque la UCI ya estaba desbordada y vamos rotando. Nunca dudas. Yo sólo veo gente valiente, que no se esconde, que va a estar al pie del cañón», apunta. Iba a disfrutar del 75 aniversario de su comisión. «Me había pedido libres el 16 y 17. Pero ya la semana antes, cuando vi que se estaban cancelando congresos, empecé a ver que algo nos iba a pasar. Y que debía pasar».

«Mire», la farmacéutica

En 2018, «Meri» era la cardióloga y «Mire» la farmacéutica. Mireia salía la segunda. Inconfundible por sus apellidos, Bazaga-Veintimilla. Ahora forma parte de la otra primera línea: la farmacia. Lo primero que reclama la fallera de Doctor Olóriz es «responsabilidad. Y salir de casa sólo para lo estrictamente necesario». No es baladí el trabajo en la farmacia. «Estamos desbordados de clientes, que vienen con el primer síntoma para preguntarnos», señala. Y recuerda que han de cumplir con un protocolo extraordinariamente estricto de prevención e higiene. «Sabemos que por las farmacias han pasado muchas personas con positivos», comenta.

Y entre medio, episodios de toda laya. «Desde el que se enfada porque le dices que guarde la distancia de seguridad a la anciana que dice que prefiere bajar ella a la calle que no sus hijos o sus nietos. Es muy raro no irme a casa sin llorar. No te digo cuando coincide mi salida con las ocho de la tarde». Y recuerda a la comerciante china que les facilitó mascarillas: «cerró hace tiempo y nos dijo que no entendía que hiciéramos vida normal».

Consuelo Llobell, preparada

Consuelo LlobellQueda una segunda fila preparada. Especialistas en medicina o enfermería que aún no habían sido movilizadas pero que están preparadas para ello en cuanto la Consellería de Sanidad así lo indique, más allá del propio hecho del riesgo que supone acudir a los respectivos centros sanitarios. Ahí estarán Laura Fabra, Laura Cuesta, Elena Rivero, Laura Bennassar, Isabel Vicente... . De las falleras de 2020, la enfermera Deborah Pascual se incorporará a su residencia de tercera edad para asistir a la población de más riesgo. Y la médica Consuelo Llobell está en la lista de graduados voluntarios preparados para la batalla también en cuanto se les convoque. Y una vez ganada, recuperar las Fallas.