La Semana Santa Marinera no dejará este año imágenes de los personajes bíblicos recorriendo las pintorescas calles del Cabanyal ni de los penitentes desfilando con el Cristo por la playa. El estado de alarma por el coronavirus ha hecho que la Semana Santa Marinera, una de las celebraciones religiosas más características y singulares de la ciudad, sea más recogida que nunca.

El ambiente ayer, festividad de Viernes Santo, en el Cabanyal era una mezcla de pena y resignación. «Tenemos una tristeza inmensa y rabia contenida», aseguraba el presidente de la Cofradía del Cristo del Salvador, Juan Vicente Badía , quien confía en que todo pasará, «si Dios quiere», y «volveremos a estar juntos».

«La estamos viviendo de forma diferente, con más espiritualidad y recogimiento en las casas, y compartiendo a través de las redes sociales, facebook y Whatsapp», así lo explica por teléfono Gregorio de Julián, miembro de la Cofradía de Jesús de Medinaceli, una de las 30 que hay en el Marítimo.

Como la gran mayoría de miembros de las hermandades, este joven ingeniero miembro de una familia con larga tradición de cofrades, entiende y asume el confinamiento y la suspensión o aplazamiento (aun está por concretarse) de las procesiones. «Lo más importante es la salud». Procesionar «es importante, pero lo es más quedarse en casa y que esto se pare», apunta.

Con todo, no deja de lamentar que las procesiones, que ya el año pasado se suspendieron en su mayoría por la lluvia, vuelvan a aplazarse. «El año pasado fueron las lluvias y este el coronavirus», lamenta. «El año próximo saldremos con más ganas», añade, a modo de consuelo.

Silencio y calles desiertas era el aspecto que presentaba ayer el Cabanyal. Los pasos no han podido salir y las celebraciones de las hermandades tampoco se han podido llevar a cabo. Actos centrales como la procesión del Santo Entierro, que acaba de madrugada, no se celebrarán este año. Tampoco las actividades lúdicas, sociales y gastronómicas asociadas a la Semana Santa. Las cofradías ven viable trasladar las procesiones a septiembre, en la medida que lo permita la evolución de la pandemia, si bien advierten de que «no va a ser lo mismo».

Para Ramón Ramírez, cofrade veterano, la crisis sanitaria y todo lo que está acarreando «son un gran golpe para el barrio». «Un día como hoy los bares estarían a rebosar y con el Vía Cruces calles como esta (Escalante) estarían llenas de gente y mira ahora, completamente vacías», explica este cofrade desde la puerta de su casa.

La Semana Santa Marinera se vive este año más que nunca dentro de las casas. Para mantener en la medida de lo posible las celebraciones en las actuales condiciones de confinamiento, la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera de València, en coordinación con el prior, Juan Pons, han echado mano de las nuevas tecnologías y han propuesto a las juntas parroquiales la posibilidad de vivir de forma virtual las celebraciones como el Via Crucis del Viernes Santo. Siguiendo estas recomendaciones cada hermandad de cada parroquia grabó ayer un pequeño video leyendo el texto que proporcionaron los sacerdotes de cada parroquia.

Las hermandades y cofradías del Marítimo han recibido numerosas muestras de apoyo estos días, entre ellas, la del ministro de Transportes, el valenciano José Luis Abalos, granadero de honor de la Corporación de Granaderos de la Virgen de los Dolores del Cabanyal. También la fallera mayor, Consuelo Llobell, clavariesa de honor de esta misma hermandad, ha enviado un mensaje de apoyo a las cofradías.