Es una plaza para la historia. La plaza del Ayuntamiento ya es peatonal (aunque solo de forma parcial) y las opiniones están divididas. Hay quien defiende el proyecto y se alegra de que «por fin» la plaza priorice a los peatones frente a los vehículos y quien considera que «hay cosas más importantes que hacer antes que este proyecto». En lo que parece que todos coinciden en el «desafortunado» diseño ya que hay adjetivos muy diversos para mostrar el rechazo, a pesar de la insistencia del Gobierno de Joan Ribó en recalcar que es «provisional».

Cuando la plaza del Ayuntamiento se cierra al tráfico se llena de gente. La crisis sanitaria por la covid-19, sin embargo, hace que las mayor afluencia de personas se concentre en las «horas de paseo» autorizadas por al Administración. Ayer, el día amaneció lluvioso, pero en cuanto despejaron las nubes, los vecinos de la zona se acercaron a la plaza del Ayuntamiento. Los primeros, los de edad más avanzada a los que se les terminaba la hora asignada para estar en la calle y no querían perderse un «hecho histórico». Así, grupos de personas mayores de 65 años se fotografiaban ayer en una plaza libre vehículos, mientras algunas familias vigilaban a sus niños, que disfrutaban del espacio en bicicleta, patines o patinetes sin riesgo de atropellos.

Y es que la plaza queda básicamente a disposición de los viandantes (12.000 metros cuadrados), con la excepción del eje que conecta Periodista Azzati con la calle Roger de Lauria y Barcas. Además, desde San Vicente solo entrarán las lanzaderas de la EMT. Adiós a la rotonda central, aunque la explanada de las mascletades será la único que permanecerá igual en el tiempo. Ahora bien, para delimitar el paso de la EMT, el ayuntamiento ha colocado maceteros de distintas dimensiones que son objetivo de todas las críticas. En junio, se colocará el asfalto rojizo que señalizará mejor el espacio.

«El diseño es espantoso y siempre tememos lo provisional, porque al final se queda así. Hemos venido adrede a ver cómo había quedado la plaza y, en fin. Es fea, pero la peatonalización de la plaza me parece muy bien», afirmaba ayer Vicente M. Su mujer, Sofía O. recalcaba el precio de los maceteros. «Si cada uno cuesta 1.000 euros como dicen, me parece un despilfarro, aunque andar por la plaza libre de coches es una gozada».

Victoria del Hoyo pasaba ayer a su bebé sin tener que pararse ni una vez a dejar pasar un coche. «Me parece fenomenal, por fin el peatón gana espacio y como vecina te puedo decir que se nota en todo, en la acústica, en la contaminación... Se respira paz», explicaba la mujer. Eso sí, de nuevo la crítica al diseño. «Ahora bien, esto tan horrible el año en el que València es capital mundial del diseño... El mobiliario elegido es un espanto y un error, pero bueno, la plaza es peatonal que es lo importante, ¿no?», argumentaba la mujer.

Otros vecinos de la zona, sin embargo, mostraban su repulsa al proyecto con dureza. «Los accesos son un desastre y no han consultado nada. Ahora solo tengo dos accesos para ir a mi casa y como haya eventos, a ver qué hacemos. Lo han montado todo con premeditación y alevosía en un tiempo donde debería haber otras prioridades y encima la estética es horrorosa», criticaba ayer Diego, vecino de la calle Santa Teresa.

Para Inma, vecina de la calle Lauria, es «lamentable» que cada vez que cambia el Gobierno «quiera meterle mano a la plaza, como si fuera un símbolo y no es símbolo de nada. Es una plaza y lo que tienen que hacer es invertir en hospitales y profesionales porque la plaza no nos salvará de nada. No era el momento y están jugando con nuestras vidas. Que se gasten el dinero en lo importante porque esto es un pegote horrible que han hecho de forma unilateral sin contar ni con vecinos ni con comerciantes».

El ambiente por la tarde era bien diferente. Vecinos con mascarilla disfrutando de la plaza intentando mantener las distancias.