La celebración «sui generis» de la fiesta de la Virgen de los Desamparados ha derivado en un juego político, en el que los partidos que gobiernan la ciudad han optado por posturas diferentes. Mientras Compromís, en boca de Joan Ribó, minimizaba los hechos, el Partido Socialista insistía en reclamar mayor responsabilidad tras lo sucedido en la puerta de la Basílica. Allí, una vez acabada la misa del día de la patrona, la familia sacerdotal decidió acercar la imagen peregrina a la puerta, donde se le cantó el himno ante la presencia del Cardenal Cañizares.

En ese momento se acercó el medio centenar de personas que por allí andaban, obligando a la Policía Local a utilizar la megafonía para reclamar distancia de seguridad entre todos ellos -una acción que en los vídeos puede escucharse nítidamente-. Esto, unido a la imagen de los sacerdotes de distinto rango, hombro con hombro y sin protección alguna, es lo que llevó a la concejalía de Policía Local a afear el hecho y a solicitar a la Delegación de Gobierno a que, con el informe en la mano, decidir si ese inesperado ceremonial es susceptible de sanción o reprobación.

El alcalde, Joan Ribó,quiso minimizar ayer el hecho. Y así, donde el edil Aaron Cano hablaba de «acción irresponsable», el alcalde retrató una realidad («La imagen no se sacó fuera de la Basílica») y una obviedad gráfica («No hay aglomeración en comparación con Ifema») en comparación al acto de cierre del hospital de campaña de Madrid. Y su conclusión era tibia: «no parece de forma clara que haya concentración ni una aglomeración muy importante de personas y, seguramente, aglomeraciones parecidas podrían verse en otras zonas de València».

«No poner en riesgo el trabajo»

Unas declaraciones que no sentaron nada bien entre socios de gobierno, como es fácil imaginar. Pero que no van a cambiar el curso de los acontecimientos: la concejalía trasladó ayer a la Delegación del Gobierno la actuación policial, que se consideró necesaria para garantizar la seguridad. Informe que no ha trascendido.

A la delegada de gobierno, Gloria Calero, le consta que «el Arzobispado ha actuado con prudencia y sensibilidad en estos tiempos», pero «no podemos promover acciones que pongan en riesgo el trabajo que hemos hecho entre todos. Responsabilidad y prudencia son los ingredientes para seguir dando pasos seguros».

Términos parecidos a los del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien aseguró ayer en Radio Nacional al referirse al caso que «no podemos desandar el camino; máxima prudencia, estamos lejos de vencer la pandemia» y le recordó al Arzobispado que «las normas son aplicables para todos y así debe ser», a la vez que abogaba por «actuar con ponderación y sin enfrentamientos».

Las misas previstas, canceladas

Y mientras tanto, ayer volvió la normalidad de Fase 0 a la Basílica. El calendario previsto de misas se canceló (estaba programado contando con el pase a Fase 1), volvieron los oficios a puerta cerrada y las puertas se abrieron en dos turnos. Los voluntarios no dejan pasar a nadie sin mascarilla, hay dispensador de gel y se puede rezar sentado guardando distancias de seguridad. Y la Virgen, en su camarín.