Carmen lleva 20 años pidiendo limosna en la puerta de la Basílica y agradece la ayuda con una rama de romero. Ayer fue el primer día que pudo acudir de nuevo a la puerta sin riesgo de sanción. «Se nota mucho que hay necesidad. La gente no tiene ni para su familia, así que la ayuda que me dan es más bien poca, pero se agradece igual», explica la mujer, apostada en la puerta viendo entrar y salir a los fieles que ayer acudían a la Basílica el primer día de la fase 1.

Una de estas mujeres era Amparo que, con 80 años, casi no se podía creer su regreso a la Iglesia. «Es el primer día que entro en el templo desde el encierro. Volver a pisar la Iglesia es emocionante. Tengo muchas ganas de ver a la Mare de Déu, a mi Virgen. Ella lo es todo para mí. Me llamo Amparo por ella, me casé en la Basílica y aquí celebré mis 25 y mis 50 años de casada. Jamás había estado tanto tiempo sin visitarla, pero no se podía venir y yo no he venido hasta hoy (por ayer)», explicaba la mujer, ataviada con su mascarilla, justo antes de entrar en el templo.

Distancia de seguridad

Como Amparo, muchos fueron los fieles que ayer se acercaron a su templos de referencia ya que la fase 1 permite misas con público y los fieles no faltaron a la cita. «La misa de las 11 ha completado el aforo de 100 personas», explicaba uno de los responsables del centro. Tanto la Basílica como la Catedral extremaron las medidas de seguridad, colocaron gel desinfectante en la entrada y obligaban a entrar con mascarillas y a guardar la distancia de seguridad. La Catedral, sin embargo, cerró las puertas tras la misa de 12 para volver a abrir el templo por la tarde.

Por otra parte, fieles valencianos y polacos residentes en la capital valenciana acudieron ayer de forma espontánea a rezar ante la estatua en bronce de San Juan Pablo II, ubicada a la entrada del Palacio Arzobispal, para conmemorar el centenario de su nacimiento que se cumplía ayer.

Lo mismo que las iglesias, los cementerios vuelven a estar operativos en toda la Comunitat Valenciana. Desde ayer, por ejemplo, las instalaciones de los siete cementerios de València vuelven a abrir con normalidad y se flexibilizan las delimitaciones que había durante la fase 0 de la desescalada respecto a las personas que pueden asistir a los funerales o a los velatorios, que también se recuperan con la entrada de la ciudad de València en la fase 1 de la desescalada.

Las nuevas restricciones fijan en 15 familiares o personas afines -más el ministro de culto si se solicita- las que pueden asistir a inhumaciones y cremaciones en la capital, mientras que las salas para el servicio de velatorio se vuelven a abrir con un aforo máximo de 10 personas en los espacios cerrados (llegando a 15 el límite en casos de espacios al aire libre). València ya había pedido al Gobierno poder flexibilizar estas ceremonias.