La memoria de Blasco Ibáñez, uno de los más ilustres españoles que hizo posible la llegada de la II República, fue ultrajada por dos dictaduras, la de Primo de Rivera y la de Franco.

En 1921, y con motivo de la semana-homenaje que dedicó València a Blasco Ibáñez, el entonces alcalde de la ciudad, Ricardo Samper -que durante la II República fue Presidente del Gobierno, el único valenciano hasta el momento- inauguró una plaza dedicada al escritor.

Seis años más tarde, en 1927, el alcalde de València, Marqués de Sotelo, cambió el nombre de la plaza y ordenó la retirada de la placa rotuladora que en mármol estaba la efigie de Blasco Ibáñez, por el escultor Vicente Benedito.

Con la llegada de la II República Española en 1931 y Vicent Alfaro a la alcaldía de València en 1932, tuvo la iniciativa de recuperar la memoria de Blasco Ibáñez dedicándole una avenida, la Avenida de Blasco Ibáñez, entonces adjunta a la actual Plaça del Ajuntament, inaugurada el 14 de abril de 1932.

El alcalde Alfaro además, quiso que la placa rotuladora de mármol fuese la misma que se inauguró en 1921 retirada a los almacenes municipales por la dictadura de Primo de Rivera, para dejar constancia perpetua de lo acontecido, adelantándose con esta acción, casi 80 años a la Ley de Memoria Histórica.

De nuevo, Blasco Ibáñez volverá a ser víctima de otra dictadura y tendrá que volver a esperar hasta 1977, cuando se inaugure de nuevo su avenida, entonces en el antiguo Paseo de València al Mar, ubicación actual.

Imagen: Inauguración de la Plaza de Blasco Ibáñez en 1921 y de la Avenida en 1932.