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Un particular compra la Casa del Médico y recupera el uso residencial

El palacete de la avenida del Puerto diseñado por Goerlich hace un siglo ha permanecido más de una década deshabitado y en el mercado por hasta tres millones - El arquitecto Javier Hidalgo inicia la rehabilitación para devolverle el aspecto original

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Así es el interior de la Casa del médico valorada en 3 millones de euros

La Casa del Médico, uno de los edificios más singulares y atractivos de la capital diseñado por el célebre arquitecto Javier Goerlich hace justo ahora un siglo, vuelve a la vida. Tras más de una década cerrado, el emblemático inmueble situado al principio de la Avenida del Puerto ha sido comprado y ya han comenzado los trabajos de rehabilitación para su uso como residencia unifamiliar.

Las fuentes consultadas no quisieron revelar la identidad del comprador, que prefiere mantener el anonimato, aunque confirman que se trata de un valenciano que va a recuperar su uso residencial.

En 2007, en pleno boom de la Copa América, la mansión fue adquirida por una inmobiliaria con la idea de convertirla en su sede. Circuló como precio una cantidad de unos siete millones de euros. La crisis frustró los planes y el inmueble ha pasado por varias manos desde entonces sin volver a ser habitado. Se desconoce la cifra pagada en la reciente operación, pero el palacete ha estado en el mercado por un precio de hasta tres millones.

El arquitecto Javier Hidalgo Mora es el encargado del proyecto de rehabilitación y apunta que se trata del mismo uso para el que fue concebido. Se van a recuperar los elementos patrimoniales más importantes, como los mosaicos de Nolla que no han desaparecido, los techos decorados, y la configuración espacial. Por ejemplo, se va a retirar un entresuelo impropio. «El proyecto recupera la configuración espacial interior del proyecto de Goerlich, con planta baja y dos más arriba», relata consultado por Levante-EMV. La intervención ya ha comenzado y se prevé que dure unos diez meses.

Uno de sus elementos más diferenciales de la casa es una torre-mirador hexagonal revestida de cerámica vidriada. El edificio tiene un grado de protección 2, lo que significa que no se pueden tocar ni fachadas ni elementos singulares como escaleras o huecos.

El Palacete Burgos, que es como en realidad fue bautizado el inmueble popularmente conocido como la Casa del Médico, pertenece al catálogo de Javier Goerlich y se enmarca en el eclecticismo propio de la época en que fue concebido, los años 20 del siglo pasado. «Neogótico, neoromántico, historicista... no es un estilo totalmente definido», explica el responsable de la rehabilitación.

El encargo original del palacete fue realizado por María Burgos Romero. El primer proyecto (1919) es del maestro de obras Ricardo Cerdá, con sólo dos plantas, pero sería modificado por otro del arquitecto Javier Goerlich, incorporando el entresuelo y la segunda planta, los remates y una mayor profusión ornamental. Las obras finalizaron en 1922 y el certificado final del arquitecto data de 1924, según se explica en la Guía de Arquitectura de València.

El edificio fue restaurado en 1994 con proyecto de Luis López Silgo, aunque durante la segunda mitad del siglo XX se produjeron varias intervenciones, tal como apunta el actual responsable de la restauración.

Una parte de la fisionomía de València se debe a la obra de Javier Goerlich, arquitecto de gran impacto en el centro y el ensanche. El cine Metropol, el hotel Londres, el Banco de València, el edificio Generali, el mercado de Abastos, el edificio Valls, el Club Náutico, el Colegio Mayor Luis Vives, el Teatro Talía, las reformas de la Alameda de 1932 y de la plaza del ayuntamiento de 1933... forman parte de la València de Goerlich. La que aún se ve y la que desapareció. En realidad, el que fuera arquitecto municipal del cap i casal proyectó más de 600 edificios.

En este sentido, uno de sus herederos y presidente de su fundación, Andrés Goerlich, celebra la noticia de que se vaya a rehabilitar y vaya a tener nueva vida. «Tenemos que cuidar el patrimonio», reclama. «La casa está en muy buen estado, con material original de carpinterías, solados, molduras, todo lo que es el interior de la casa conserva en gran medida materiales originales», observa el descendiente del arquitecto.

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