El asesinato de George Floyd fue la excusa, la «gota que colma el vaso», el origen de la protesta. Sin embargo, los centenares de personas que ayer llenaron la plaza de la Virgen de València acudieron a la concentración organizada por el Colectivo Negro de Afrodescendientes y Africanas Comunidad Valenciana (Cnaacv) para mostar, alto y claro, su repulsa al racismo, a la violencia a la que se somete a las personas migradas y a una ley de Extranjería que no es de acogida sino de expulsión. Y así, negros y blancos, árabes, gitanos, latinoamericanos y asiáticos, se unieron en defensa de la igualdad y en contra de un racismo «que es una realidad en Estados Unidos pero también aquí, en España y en València». Hubo protestas similares en otras ciudades.

La plaza de la Virgen empezó a llenarse a las 11 horas de gente con pancartas, camisetas y carteles donde se podía leer «las vidas negras importan», diversas referencias a George Floyd y una serie de lemas que buscaban la implicación activa frente al racismo con frases como «llega un momento en el que el silencio es traición». La plaza empezó a llenarse y los organizadores, ante la presencia de mascarillas pero ausencia de distancia de seguridad, repartieron gel hidroalcohólico y rociaron a los asistentes con spray higienizante en varias ocasiones.

La de ayer fue una protesta activa. Y así, quien quiso cogió el micrófono y se dirigió a la multitud. «Si salimos de África es porque no tenemos ninguna oportunidad. En África tenemos de todo, tenemos oro, diamantes, petróleo... pero no es para nosotros, no es para el pueblo. Pero Europa ya no es blanca. El mundo ya no es blanco. Hay que aprender de la historia y entender que esta lucha es larga». El joven negro, ataviado con vivos colores, desató el fervor de unos asistentes que respondieron al grito de «no al racismo».

La vicepresidenta del Centro Islámico de València, Mar Cantado, tomó entonces la palabra para gritar «basta ya» de «racismo e ignorancia». «Soy valenciana, soy española y tengo papeles pero me mandan a otro país. ¿Por qué? Por un pañuelo en la cabeza. Yo sufro el racismo y soy de aquí así que hay que gritar, alto y claro, no al racismo en todas sus vertientes porque esta no solo es una lucha de las personas negras, es una lucha de todos y todas», explicó la mujer.

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"Las vidas negras importan" en València

Así, los asistentes fueron cogiendo el micrófono y expresando su malestar ante «el racismo de las instituciones que es global, y no un hecho aislado»; el rechazo «a la brutalidad policial»; la lucha «contra las desigualdades»; la crítica a la ley de Extranjería «porque ningún ser humano es ilegal» y la falta de empatía de una sociedad individualista que debe hacer suya la lucha contra el racismo para conseguir «un mundo sin diferencias».

En un momento determinado, una mujer anónima tomó el micrófono. Se llama Elena Escribá y explicó cómo ha vivido el racismo a pesar de su blanca piel y de ser valenciana de pura cepa. «En 1978 tuve hijos con un afrodescendiente. Fui de las primeras y no os podéis imaginar todo lo que he visto y oído, todo lo que hemos pasado. Y os puedo asegurar que, 40 años después, los problemas son los mismos. La lucha es larga, aún queda mucho por hacer».

Justo enfrente dos niños pequeños, de 5 y 9 años, sujetaban una colorida pancarta que rezaba «Todo es color». Su madre, Sonica, explicó que ahora todo son monerías para sus dos pequeños. «Te dicen 'ayyy yo quiero uno así...' pero, ¿qué pasará cuando tengan quince años más? El crío que hoy te parece tan bonito se hará hombre y... ¿le alquilarás la casa? ¿encontrará trabajo? ¿le agrederán o insultarán por la calle? ¿Verán más allá de su color de piel?». A ella le preocupa el hoy, pero sobre todo, el mañana.

Llegó la lectura del manifiesto, que desató los aplausos al afirmar que «los asesinatos de personas afroamericanas como George Floyd o Breonna Taylor están directamente relacionados con las más de 15.000 muertes en el Mediterráneo, con las más de 15 muertes de personas negras en el Tarajal o con las muertes de víctimas de la racista ley de extranjería, las redadas policiales y los CIEs como Amadou Wade, Mor Sylla, Elhadj Ndiaye, Asamuyi Akpitaye, Idrissa Diallo y Samba Martine. Todas estas vidas arrebatadas son muertes vinculadas al racismo institucional y social». Por eso, pidieron «que sus nombres no se borren de la historia». La plaza concluyó la protesta al grito «no al racismo» entre música y danzas africanas.