Eliminar especies alóctonas, retener el desarrollo urbanístico, mayor vigilancia para la prevención de incendios y potenciación de las poblaciones autóctonas. Estas son algunas de las actuaciones previstas en el Proyecto de Ordenación Forestal del Monte de Utilidad Pública Devesa de l'Albufera que el viernes llega a la Junta de Gobierno Local. El documento, que después deberá aprobar la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, recomienda la regularización del uso público mediante la creación de una ordenanza municipal. Iría acompañada, además, de un régimen sancionador para limitar el acceso al interior de la masa forestal, multando a quien incumpla las restricciones fijadas.
El emplazamiento de la Devesa, a solo diez kilómetros de València y en contacto directo con núcleos habitados, sufre una gran presión turística. Una amplia red de senderos que permiten transitar por todo el bosque «obligan a realizar un estudio de la capacidad de acogida con el propósito de regular este uso», limitándose la apertura de nuevas pistas y reorganizando las existentes. «Las restricciones ( en hasta 6,8 km) se llevarían a cabo mediante señalización y con la reforestación de esta zonas a partir de especies autóctonas con el objetivo de eliminar accesos», recoge el plan.
Las propuestas figuran en la nueva ordenación forestal de la Devesa, que ha corrido a cargo de la empresa Medio XXI Gabinete de Soluciones Ambientales.
Entre los trabajos previstos está también la reducción de la cantidad de madera muerta dejando tan solo los troncos de gran diámetro, cuyo gasto se estima en 4.357 euros a lo largo de 7,6 ha. Para mejorar los hábitats propios se apuesta también «por aumentar la conectividad a escala de paisaje entre la costa y el interior para que los mamíferos puedan ayudar a la dispersión de semillas, especialmente las del enebro (Juniperus spp)».
Vallas para canalizar el acceso
El Plan de Ordenación Forestal de la Devesa ha dividido el monte en cuarenta cantones, diferenciando entre el cantón protector y el productor. Y prevé la construcción de infraestructuras como pasarelas o vallados, respetando la dinámica del sistema dunar, para canalizar el acceso y que la presión humana no afecte a los hábitats. «El objetivo general es conseguir el desarrollo del monte hacia su etapa clímax, formando un ecosistema que facilite el desarrollo de las especies de flora y fauna características», se especifica. El último proyecto de características similares data del año 1957, con una gran evolución del enclave natural desde aquel momento.
«Este es un espacio único, un bosque prácticamente maduro, muy bien conservado y restaurado desde hace cuarenta años gracias a lo cual los valencianos y valencianas podemos disfrutar de una de nuestras mayores joyas naturales», destaca Sergi Campillo, concejal de Ecología Urbana. «El nuevo plan es un instrumento normativo que pone las bases para la conservación futura de este bosque y es de obligado cumplimiento por ser un monte de utilidad pública», incide. El vicealcalde de València echa la vista atrás para recordar que este «corazón verde» originó «uno de los primeros movimientos conservacionista que tuvo éxito en España en plena dictadura, El Saler Per al Poble». «Logró parar la urbanización salvaje que se iba a acometer, se consiguió revertir los terreros vendidos y es algo de agradecer a los vecinos», remarca.
