El gentío, los artículos antiguos, el regateo... Nada de eso ha desaparecido del Rastro de València, que ayer volvió a recibir a sus fieles como cada domingo. Pero, en realidad, todo ha cambiado. El nuevo emplazamiento en Tarongers o la pandemia han obligado tanto a compradores como a vendedores a adaptarse a una situación atípica pero necesaria para enfrentarse al día a día con normalidad, aunque se le añada el calificativo de «nueva» delante. «Teníamos ganas de venir porque te das una vuelta y el domingo se hace diferente. No sabemos si compraremos algo pero lo disfrutaremos igual», comentaba ayer Carmen, una vecina de València, que no solía faltar al Rastro ni un domingo. Ayer lo tuvo que hacer con mascarilla y salvando las distancias con los vendedores.

Una patrulla de Policía Local vigiló los accesos al recinto cerrado, creado específicamente para acoger este mercado. Los agentes se vieron obligados a intervenir una vez, cuando advirtieron que una ciudadana quiso acceder al recinto sin mascarilla. «Puedes olvidarte del monedero pero no de la mascarilla», comentaba un comerciante a este periódico. Así ha cambiado la realidad del Rastro de València. «Mascarillas y gel. Estas dos cosas no pueden faltar ni aquí ni en ningún sitio», jaleaba otro vendedor. A la sombra de un toldo y con mascarilla, este comerciante custodiaba ayer una ristra de libros de segunda mano. Ejemplares de fotografía, cuentos infantiles.... «Tengo de todo, como siempre. Eso no ha cambiado».

Por parejas, varios trabajadores del Ayuntamiento de València distribuyeron material de protección a los vendedores en una bolsa con el siguiente eslogan: «Si ho fem bé, tot anirà bé».

Gel hidroalcohólico, mascarillas, cinta adhesiva y guantes de plástico. Estos serán los elementos fundamentales que necesitarán los vendedores del mercado a partir de ahora sin competir con el abanico, el agua o el toldo. Las cinta que forma parte de este kit de protección está destinada a delimitar las áreas de las paradas e indicar la distancia de seguridad de los clientes. El kit, que también incluye folletos para informar a los clientes sobre el protocolo de seguridad, será repartido todas las semanas.

Menos paradas y en dos turnos

Según indicó el personal del Ayuntamiento de València a Levante-EMV, casi un centenar de comerciantes montaron su parada en el Rastro ayer, la mitad de lo habitual. Y así será a partir de ahora. Los vendedores acudirán cada domingo al Rastro por turnos, con tal de evitar la excesiva concentración de paradas durante la pandemia. Es por ello, que cada comerciante ocupó ayer unas dos localidades del recinto, que recibió algunas críticas entre los fieles al Rastro, sobre todo, por su «lejanía». «Ir hasta aquí es una odisea. Antes lo teníamos más cerca, además, tenía bares y cafeterías a mano», comentaba una vecina, que también quiso señalar que el «nuevo espacio es digno» y «mejor para aparcar». Y es que tanto el campus de la Universitat de València -el de Tarongers- como el de la Universitat Politècnica de València están desiertos durante el fin de semana, lo que según algunos comerciantes favorecerá la llegada de clientes de las localidades cercanas.

La nueva ubicación también trae consigo una nueva ventaja. Se acabaron las limitaciones que suponían los partidos en Mestalla. Cuando un partido del Valencia CF coincidía con el mercado, el número de paradas debía reducirse, al igual que su horario de cara al público. Ahora, el Rastro mantendrá un horario inalterable de 9 a 14 horas.

La nueva ubicación es una zona ajardinada de más de 12.000 metros cuadrados, cuya adecuación ha supuesto una inversión de alrededor de 1,5 millones de euros. El nuevo espacio ajardinado se localiza en un espacio de propiedad municipal situado a la confluencia de la calle de Lluís Peixó con la avenida de los Naranjos.

El concejal de Comercio del Ayuntamiento de València, Carlos Galiana, se mostró «muy ilusionado por esta nueva etapa del Rastro de València» y destacó que «la iniciativa se ha llevado adelante en coordinación con la asociación de vecinos del barrio, y su constante colaboración y aportaciones; y también con el apoyo de los vendedores, que aprobaron la iniciativa en votación. «Esta acción supone también una apuesta y un impulso al pequeño comercio de los barrios de València, concluyó el regidor.