La restauración de la casa natalicia de San Vicente Ferrer arranca este mes y, entre otras mejoras, dejará al descubierto un techo artesonado y una bóveda del siglo XVII que permanecen ocultos, según informaron ayer fuentes del el Arzobispado. Los trabajos que se realizan en este inmueble, ubicado en el número 1 de la calle Pouet, junto a la calle del Mar, contemplan también la recuperación de la cripta donde está ubicado el antiguo pozo. «Este lugar se habilitará como un pequeño oratorio en el que se colocará una imagen de San Vicente antigua y una reliquia del santo, explicó el dominico José Manuel Alcácer. La entrada a este espacio será muy restringida dado el tamaño de la estancia.

El Arzobispado tiene previsto acometer reformas en la sala de entrada, el zaguán donde se encuentran los azulejos de los siglos XVIII y XIX. En esta zona, o más llamativo será la apertura superior de la misma, mediante la supresión de un piso y así habilitar una galería que posibilitará ver el artesonado de la casa, que se dejará al descubierto y se reiluminará. En la capilla del nacimiento, por la que se accede desde la casa a la iglesia, también se derribará la actual bóveda para dejar paso a una bóveda superior del siglo XVII, «la original de la antigua iglesia», agregó Alcácer.

En esta capilla se restaurará el retablo y un cuadro de Vicente López que, al igual que el retablo del altar mayor de la iglesia y el resto de elementos de madera, recibirán un tratamiento antitermitas y anticarcoma.

Por otra parte, tanto el tejado del templo como el de la casa recayente a la calle del Mar se impermeabilizarán ante la existencia de goteras y humedades.

El actual edificio, conocido como casa natalicia o «Pouet de Sant Vicent», fue construido en 1950 en el lugar donde antes se encontraba la casa natalicia del santo. En un principio, el gremio de boneteros, que lo tiene como patrón, se hizo cargo del mantenimiento de la casa pero con el tiempo pasó a depender al cercano convento de Predicadores de la Plaza de Tetuán.

En 1573 el ayuntamiento pidió a los Dominicos que le cedieran la propiedad por tratarse de la casa del santo más importante de la ciudad. El ayuntamiento accedió con la condición de que se mantuviera permanente el culto a San Vicente. En 1915 un nuevo acuerdo entre los Dominicos y el ayuntamiento estableció que hubiera presencia dominicana permanente en el lugar, donde en la actualidad reside una pequeña comunidad de cinco religiosos.

Ahora, y tras haberse celebrado el VI centenario de la muerte del santo dominico, el ayuntamiento, actual propietario del edificio, llevará a cabo las obras de restauración dirigidas por el arquitecto Carlos Campos, que ya ha intervenido en las de San Nicolás.