Un estudio realizado por Maite Sebastián y Javier Estornell, expertos en gestión ambiental y teledetección del campus de Gandia de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), advierte del problema de colmatación que presenta la Albufera de València y lo vincula con los usos agrícolas y cinegéticos del lago. El estudio realizado en colaboración con la Universidad Autónoma de Baja California (México), apunta a que los periodos de «alta turbidez» del lago, que desde hace décadas sufre problemas de eutrofización y falta de oxígeno por los vertidos y la contaminación por nitratos y fósforo, están relacionados con las etapas en las que las compuertas están cerradas, permaneciendo el agua en la laguna por un largo periodo de tiempo. Un dato que «evidencia la importancia del manejo consciente de las compuertas».

La Albufera está rodeada de campos de arroz y se conecta con el mar Mediterráneo a través de tres compuertas o golas, controladas por el consejo local del agua (Junta de Desagüe) que las abre o cierra en función de las necesidades del ciclo del arroz. Una situación que ha provocado continuos desencuentros entre la junta y la conselleria de Emergencia Climática, que ha amenazado con tomar el control de las compuertas si no se cumple con los niveles de agua que necesita el lago.

Los periodos de alta turbidez de la laguna están relacionados, según el informe de los expertos de la UPV, con las etapas en las que las compuertas están cerradas, permaneciendo el agua en la laguna por un largo periodo de tiempo aunque las precipitaciones y el viento también influyen en la distribución espacial de la misma.

Durante las tormentas, el fitoplancton y los sedimentos se descargan al mar si las compuertas permanecen abiertas. Así, La temporada de cosecha, cuando se abren las compuertas, coincide fortuitamente con el comienzo del período lluvioso.

El cierre de compuertas durante las lluvias podría repercutir de forma negativa a la laguna aumentando la obstrucción generada por los sólidos no descargados, en el mar así como a las playas próximas al disminuir la recepción de sólidos necesarios para nutrir los ecosistemas. «Esto evidencia la importancia del manejo consciente de las compuertas», recalcan los investigadores.

La preocupación por la cantidad de sedimentos aportados al lago y la colmatación del mismo llevó a los técnicos del parque de la Albufera y del programa de seguimiento de calidad de la Conselleria de Emergencia Climática a contactar con el equipo de la UPV, que ha analizado el problema de la turbidez. El equipo de investigación empleó imágenes satelitales de Sentinel- 2 de la Agencia Espacial Europea comparando con datos in situ del programa de monitoreo de la Subdivisión General de Medio Ambiente de la Generalitat.