Solemnidad, seguridad y mucha emoción acompañaron anoche el homenaje que el Ayuntamiento de València ha dedicado a las víctimas del coronavirus y a aquellos colectivos esenciales que han trabajado y trabajan para el conjunto de la sociedad durante los duros días de la pandemia. Luces blancas, poemas, música y pirotecnia fueron el atrezzo del homenaje, al que asistieron las principales autoridades locales y autonómicas y una representación de las víctimas y de los colectivos más implicados, como los sanitarios, las fuerzas de seguridad o los equipos de limpieza.

Aunque la plaza del Ayuntamiento se encuentra en obras, el acto estuvo cargado de gestos e imágenes para el recuerdo. El edificio de la casa consistorial, en la puerta principal del cual estaba el escenario, lucía un gran crespón negro y estaba iluminado completamente de blanco, lo mismo que los edificios de Correos, El Rialto y el Ateneo Mercantil. Y delante, asientos suficientemente separados para 550 invitados, todos con la mascarilla obligatoria.

En el escenario, el homenaje, estuvo conducido por la periodista Clara Marzà, quien recordó a las víctimas y «a los héroes anónimos que han dedicado su ayuda desinteresada a quien más lo ha necesitado y a toda la sociedad valenciana, que ha sido un ejemplo quedándose en casa. «A pesar de haber vivido una de las peores primaveras que podríamos haber imaginado, habéis sido luz en un momento de incertidumbre y miedo».

Tras su introducción intervino el rapsoda valenciano Vicent Camps (miembro del Gabinete Municipal de Normalización Lingüística), quien recitó el poema «Cant de primavera», del poeta valenciano Marc Granell (del libro «Fira desolada»).

La lectura de estos versos dio paso al concierto de la Orquesta de València que, bajo la batuta de su director titular, Ramón Tébar, ofreció un repertorio con piezas de Mahler, Verdi, Bizet, Mascagni, Elgar y Barber. Además, la soprano Carmen Avivar, cantante solista del Cor de la Generalitat, interpretó el Cant dels Ocells, popularizada por Pau Casals, y el Ave María de la ópera Otello de Verdi.

Silencio y truenos

Y en el epílogo del acto se guardó un minuto de silencio en memoria de las personas fallecidas, en apoyo de sus familias y en reconocimiento a los servicios esenciales de la ciudad. Para terminar y como manda la tradición valenciana, se organizó un disparo pirotécnico simultáneo desde la plaza del Ayuntamiento y desde los barrios y pueblos de la capital, que llenaron los cielos de la ciudad de palmeras blancas como elemento simbólico del reconocimiento y homenaje. En total, fueron siete disparos lanzados desde la plaza del Ayuntamiento y otros 39 desde diferentes puntos del término municipal. Y de ello se encargaron las empresas pirotécnicas Caballer FX, Hermanos Caballer y Vulcano.

Por la mañana, en la página web municipal www.valencia.es se había abierto un Memorial específico, de manera que quien lo desee podrá dejar plasmadas sus aportaciones, recuerdos, expresión de duelo, afecto o sentimiento.

Los primeros en hacerlo, y de forma pública, fueron el alcalde, Joan Ribó, y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que presidieron un acto al que no faltó toda la corporación municipal excepto Vox, que quiso desvincularse de un acto «exculpatorio de Ribó»; la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, varios consellers, entre los que estaban Ana Barceló, Vicent Soler y Rubén Martínez Dalmau; el presidente de las Corts Valencianes, Enric Morera, la corte fallera de València y representantes de todas las instituciones de la ciudad.

Para Ribó era simplemente un homenaje a las víctimas y a sus familias, que vivieron «la situación dramática de no poder acompañar a sus seres queridos». «Queremos decirles que la ciudad de València está con ellos».

También a aquellos colectivos esenciales que «han trabajado todos los días» para cuidar del resto, «empezando por los sanitarios, pero también por la gente que ha trabajado para que no nos falte comida, los servicios sociales o los que se han encargado de la limpieza».

Ximo Puig, por su parte, quiso ampliar este homenaje «a toda la ciudadanía», ya que «esta pandemia nos ha afectado de una manera especialmente grave a todos». En cualquier caso, quiso tener una mención especial para aquellas familias que «han sufrido la pandemia en primera persona» y a «quienes han dado la cara por todos».

Para el presidente, esta crisis debe enseñarnos que «el individualismo no es la solución, que la solución es la cooperación y la colaboración para salir de esta situación tan difícil».

Llamada a la responsabilidad

Al mismo tiempo, pidió que, por aquellas personas que ayer fueron homenajeadas, «pongamos toda la firmeza y toda la convicción en cumplir lo que las autoridades sanitarias nos digan». A su juicio, «es muy importante la prudencia, cumplir la obligación de la mascarilla y la distancia interpersonal, la limpieza y la ventilación. Todo aquello que nos han reiterado más allá de ese acuerdo intergeneracional que es la base de una sociedad avanzada».

Aunque el acto era cerrado y solo se podía asistir con invitación, el perímetro de seguridad se llenó de personas que no quisieron perderse este homenaje a las víctimas de la covid-19. Todos ellos, los de dentro y los de fuera, fueron la mejor representación de la ciudad, donde han muerto trescientas personas en los últimos cuatro meses. De ellos fue el homenaje para todos los que ya no están y para quienes nos han salvado al resto.