Si el centro de València se ha quedado desierto de turistas, la Plaza Redonda, foco comercial de primer orden del casco histórico, lo sufre aún más. Sus tiendas de hilaturas y souvenirs han perdido el 80% de las ventas y «por las tardes dan ganas de llorar», hasta tal punto que muchos de los negocios se han propuesto abrir unicamente por las mañanas.
Las hilaturas y los souvenirs son los negocios más destacados de la Plaza Redonda, junto con la omnipresente hostelería. Y al menos las dos primeras está sufriendo gravemente los efectos devastadores de la pandemia sobre el comercio.
«Nosotros el 70 o el 80 por ciento de nuestras ventas son a turistas extranjeros. Les gusta mucho todo esto. Se lo llevan todo de recuerdo», explicaba la propietaria de un puesto de hilaturas mientras esperaba a que llegara algún cliente.
Pero si no hay turistas, las ventas se resiente mucho, además de que los nacionales tampoco están saliendo como es normal. «Aquí no viene nadie, hay muy poca gente, y por las tardes es que no vale la pena ni siquiera abrir, porque para perder el tempo, lo gastas en otra cosa», dijo.
Tanto es así que ya hay, según dice, tres o cuatro puestos que seguramente esta semana ya no abrirán por las tardes, algo que no había ocurrido desde hace mucho tiempo.
Por lo que se refiere a la hostelería, uno de los bares «está a tope de clientes», pero otro ha aprovechado este tiempo de poca actividad para hacer reformas. «La lástima es este de aquí, una pizzería, que abrió justo el 1 de marzo y como no llevaba seis meses de actividad no tiene derecho a las ayudas», asegura. En su caso, sí ha dado indicaciones a su asesor para acogerse a todas las ayudas de las administraciones.
