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Vuelta a la València vaciada

El nuevo plan de regeneración ARRU al que opta València con tres millones de inversión prevé rehabilitar 500 viviendas, alquerías y «casas de poble» en la Punta, Natzaret, Pinedo y la Font de Sant Lluís

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La València vacía, rural y despoblada existe y está en lugares como la Punta, Natzaret, Pinedo, la Font de Sant Lluís y la Font d'En Corts, en el sur maltratado de la ciudad, para el que ahora el ayuntamiento anuncia un plan de regeneración con tres millones de euros. Una cuantía limitada dirigida a actuaciones muy concretas que puede suponer, no obstante, el primer paso en la reconciliación de la ciudad con la huerta.

El ancestral equilibrio entre la urbe y su huerta, por el cual ambas se retroalimentaban, se rompió hace décadas cuando irrumpieron sobre el territorio megainfraestructuras como el nuevo cauce del río Turia (plan Sur), el puerto y su todavía inoperativa zona de actividad logística (ZAL), la «autopista» de siete kilómetros del Saler -hija de los planes desarrollistas del tardofranquismo-, la depuradora de Pinedo, la línea férrea València-Tarragona y Mercavalencia. Grandes infraestructuras que se concentraron al sur de la ciudad (posiblemente donde cabían), cercenando las acequias y caminos que vertebraban los pueblos de la huerta con el centro de la ciudad y facilitaban el trasiego de carros y barcas de los agricultores.

Las cifras lo corroboran. En el sur de València, las infraestructuras han pasado de ocupar el 16 % del territorio en los años 70 al 42,8 por ciento en 2014. Una expansión que se ha hecho a expensas de la huerta. Los campos de hortalizas y verduras que dominaban en un 87 % del territorio en los años 40 del siglo XX, ocupaban apenas el 50 % en la actualidad.

La destrucción de la huerta y la fuerza centrípeta de la ciudad, «cap i casal», han ido vaciando los pueblos del sur para los que ahora el gobierno bipartito (Compromís y PSPV) anuncia un plan de inversión público-privada con la urgencia de frenar el problema de la despoblación.

El ayuntamiento opta a las ayudas del plan estatal de vivienda 2018-2021 con un plan de regeneración urbana y rural (ARRUR) para el ámbito comprendido por Natzaret, la Punta, Pinedo, Font de en Corts y Fonteta de Sant Lluís, un amplio territorio con apenas 24.000 habitantes y donde, pese al impacto de las grandes infraestructuras, aún se conserva una importante extensión de huerta productiva.

El plan, sin embargo, que impulsa el propio alcalde, Joan Ribó, tienen un obstáculo y no menor y es que la normativa que regula el programa ARRU, dependiente del Ministerio de Transporte y en el que también participa la Generalitat, no permite, salvo causa justificada y urgente, optar a las ayudas a aquellos municipios que ya hayan sido beneficiarios del plan anterior (2013-2016). Y València, en concreto el Cabanyal, lo ha sido. El barrio ha recibido 21,5 millones de euros, en dos fases, de dicho plan estatal.

El alcalde, en la memoria del plan, justifica la necesidad del tercer ARRU por el riesgo de despoblación de la zona y por la protección de un entorno agrícola de alto valor incluido en la Ley de l'Horta autonómica. La Generalitat ha pedido una serie de modificaciones menores, pero Ribó confía en que el ministerio acepte sus argumentos.

El plan ARRUR para la Punta y Natzaret fija cinco objetivos : habitar la huerta «para que deje de ser la zona cero rural»; avanzar en el modelo de transición ciudad-huerta recuperando el patrimonio agrícola e hidráulico; abordar la vulnerabilidad de la vivienda social periférica; pasar «de la expropiación a la apropiación ciudadana» de su hábitat y, por último, resolver los planeamiento diferidos que condenan al limbo urbanístico a las periferias, como ha ocurrido con el Cabanyal y Natzaret.

La filosofía del plan es repoblar el sur más castigado de la ciudad, si bien los redactores del mismo admiten sus limitaciones y la «tremenda complejidad» del ámbito de actuación. «No se trata de abordar de repente el gran abanico de problemas que llevan décadas sin solucionarse, sino comenzar por aquellos que deben desbloquear situaciones para que se den facilidades a la rehabilitación y renovación urbanas». Por ello, el plan impulsado por el alcalde Joan Ribó para la Punta, Natzaret, Fonteta de Sant Lluís, En Corts y Pinedo propone, desde un punto de vista realista, priorizar y acotar actuaciones.

El plan se centra así en seis actuaciones. La primera es la rehabilitación del grupo residencial Stella Maris (1958) de Natzaret con sus 240 viviendas sociales y obra poco conocida del arquitecto Borso di Carminati, por un lado. La segunda será la rehabilitación de medio centenar de «casas de pueblo» de principios de siglo XX de la avenida Jesús Morante y Borrás, en la Punta, el barrio más grande por territorio de la ciudad pero también el más despoblado (2.600 habitantes).

La tercera actuación prevé la rehabilitación de viviendas dispersas o alquerías de los barrios de Natzaret, La Punta y Fonteta de Sant Lluís, preferentemente de más de 50 años y que dispongan del certificado de informe de inspección de edificios. En total, se rehabilitarán 500 viviendas.

El plan también contempla actuaciones de mejora del espacio público urbano y rural. Incluye la conexión peatonal del apeadero Fonteta de Sant Lluís, por un lado; la construcción de la red de saneamiento en la avenida Jesús Morante y Borrás, por otro, y la mejora de la acequia de Fabiana en Font d'En Corts. La falta de conexiones a la red de saneamiento es uno de los problemas de esta parte de la ciudad. En pleno siglo XXI, muchas de sus casas todavía no tienen servicios básicos de alcantarillado en condiciones. La memoria que acompaña la solicitud del plan ARRUR estima que más de 400 viviendas del ámbito carecen de saneamiento. La mayoría vierte a la red de acequias para el riego.

En Natzaret (5.990 habitantes) también hay viviendas que no están conectadas a la red de agua potable y siguen abasteciéndose de pozos. Este es el caso del grupo residencial de viviendas sociales Stella Maris, incluido en el nuevo plan ARRUR.

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