El Cabanyal-Canyamelar-Cap de França, resurge de sus cenizas, no es la primera vez. Después de varios incendios que asolaron la zona, en 1890 la normativa prohibió la construcción de barracas de nueva planta, produciéndose un proceso de regeneración urbana que dio como resultado las viviendas tradicionales que hoy caracterizan al Conjunto Histórico.
El PEPRI Cabanyal- Canyamelar sumió al barrio en una muerte lenta desde 1997, año en el que se suspendieron licencias, hasta 2016, cuando fue derogado. El plan tenía como objetivo principal la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez, condicionando la vida de los cabanyaleros, que como yo, vivíamos amenazados por un diseño caprichoso que arrasaba no solo edificios, sino que arrastraba consigo la vida de sus habitantes, según un urbanismo atroz,que destruía la trama social y urbana del tejido urbano.
La proyectada avenida condenó a gran parte de edificios protegidos a una sombra perpetua, que sumió, a la que acuñé hace años como zona cero, en un lugar desprotegido, abandonado a su incertidumbre urbanística.
Pese a todo, tuve la suerte de nacer en El Cabanyal, en la calle Escalante junto al horno de la Estrella, edificio cuya tipología respondía a las alquerías construidas en la zona a principios del XIX, que junto con las barracas, eran utilizadas como viviendas para los pescadores. El edificio albergaba una torre miralmar, derribada en abril de 2009, llevándose consigo parte de la memoria del Cabanyal. Muchos otros edificios tuvieron la misma suerte y los derribos convirtieron al barrio en un paisaje desolador.
La derogación del PEPRI supuso un punto de inflexión en los derribos y un nuevo camino de esperanza. Los síntomas de la nueva etapa se perciben paseando por el barrio, destacando las intervenciones que se están realizando en la calle Escalante, en el entorno de la recién urbanizada plaza del Dr. Lorenzo de la Flor, y entre ellas la compleja rehabilitación del siempre amenazado edificio situado en el número 189, el más alto de su época, proyectado en 1931 por el entonces joven arquitecto Luis Albert, en el que ensayó la conjunción de la estructura metálica con la arquitectura tradicional, con un diseño racionalista, que caracteriza su obra.
La regeneración del Cabanyal se ha producido gracias a la puesta en marcha de ayudas de los entes públicos y a la iniciativa de los particulares. En octubre de 2015, gracias al convenio de colaboración firmado entre el Ayuntamiento de València y la Generalitat, relativo al ARRU 2016, se han realizado 122 rehabilitaciones y 14 reedificaciones en edificios y viviendas particulares*.
Otras inversiones públicas provienen del Plan Confianza, que aporta ayudas al barrio para nuevos equipamientos, rehabilitaciones de edificios de particulares y reurbanización de calles, lo que significa un gran paso para la regeneración y revitalización del barrio, tras casi 20 años paralizado.
El EDUSI, cuyo objetivo es la regeneración urbana y social del del Cabanyal-Canyamelar-Cap de França, centrado en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y de la situación económica, social y ambiental del barrio, engloba otros equipamientos* como Centro de Día para Personas Mayores Y Escuela infantil entre otros
Los nuevos equipamientos van a jugar un papel trascendental en la regeneración urbana del barrio, van a contribuir a la cohesión urbana, social y cultural, creando dinámicas muy positivas para su revitalización. Los habitantes del Cabanyal-Canyamelar-Cap de França van a recuperar poco a poco, la calidad de vida que un día les fue robada.
*Datos facilitados por Vicente Gallart gerente de la oficina Plan Cabanyal-Canyamelar
