Cada 4 de agosto, el Cristo de El Palmar embarca hacia el "lluent" desde donde bendice La Albufera. En medio del lago, el respectivo párroco del lugar llama a la ecología, a ser ecológicos, a cuidar nuestra joya ecológica más apreciada, la de los bellos amaneceres y puestas de sol. Lo hacían los curillas antes que Roma, el Papa Francisco, proclamara la Laudato Si, el canto a cuidar de la Naturaleza creada por Dios. Ellos fueron profetas de la ecología autóctona.

Es una de las romerías procesiones más singulares de las tierras valencianas y su religiosidad popular. Una auténtica pieza de la filmografía mediterránea, una película entre felliniana y viscontiniana . Un alarde de imaginación y creatividad, de amor y devoción de las gentes de El palmar.

A pesar de los rezos, cantos y Gozos en honor a este Cristo navegante, poco caso le hacían los políticos, todos en primera fila para la foto en cada procesión romería de la festividad. La Albufera seguía con poca y mala agua por falta de decisiones políticas que coadyuvaran al Cristo a sanarla. Ha sido la desastrosa calamidad de la epidemia del coronavirus la que ha mejorado el agua y el hábitat de los animales que anidan en el paraje llamado natural.

La tranquilidad, el no acercamiento del ser humano a la Albufera, la no agresión, el verla a distancia y con respeto, ha sido para mejor en nuestro gran lago, que encandila a propios y extraños. Siempre se ha dicho que Dios escribe recto con los renglones torcidos. El Cristo no será embarcado en una albuferenca camino del "lluent", pero está ahí, llamando la atención, hablando sin abrir la boca desde su Cruz en la pequeña iglesia de Jesuset de l'Hort.

Saldrá el jueves por la tarde, sólo, sin acompañamiento a la calle, a bendecir a sus gentes, las casas, a los pescadores y, cómo no, aunque no lo autoricen, se asomará al lago, al puertecito de El Palmar, a seguir llamándonos la atención para su cuidado, aunque no embarcará. No hará falta, volverá a bendecir la Albufera.

Este año comenzaban los actos del primer cuarto de siglo de la romería del Cristo por La Albufera. Surgió entre la población porque un años antes visitó El Palmar la imagen peregrina de la Virgen de los Desamparados, la que metieron en una barca para pasearla por el lago. La idea que se tuvo con la madre devino en otra para el hijo, el Cristo que desde siempre ha servido de consuelo en otras fiebres y epidemias.

Cristo que se advoca de la Salud y como el pueblo le canta en sus Gozos: "Sois médico que asegura/ la salud más verdadera/ el hombre que en Vos espera/ Halla de su mal la cura/ ya que lo habéis librado/ de la dolencia mayor./Dad salud al que, postrado,/ os lo pide con fervor".