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Cancelaciones

Los rebrotes por coronavirus enmudecen las fiestas de verano

Las poblaciones del "cap i casal" continúan la dinámica de cancelaciones forzosas por la pandemia y dejan a sus habitantes sin la serie de fiestas patronales previstas durante todo el verano

Dos estampas de un verano festivo inusual. Arriba, la Feria de Atracciones, abierta pero con restricciones. Abajo, los clavellones de la cancelada Batalla de Flores, de los que se extraerá la semilla pensando en la de 2021. f. calabuig / f. bustamante

La celebración de la Procesión del Cristo del Palmar; o la pseudoprocesión si se prefiere, ha sido la excepción a una regla que ha marcado y seguirá haciéndolo, una de las características más traumáticas de la pandemia: la ausencia de fiestas populares. En una ciudad «hacia afuera» por definición, es un golpe moral muy bajo.

El verano no ha cambiado la dinámica. Las Fallas marcaron el inicio de la depresión, a la que fueron siguiendo, como fichas de dominó, las grandes fiestas de primavera de la ciudad: Semana Santa, San Vicente Ferrer, Virgen de los Desamparados y Corpus. Ahora barrios y pueblos de la ciudad celebran sus fiestas patronales. Debían celebrarlas. Han quedado reducidos a pulpa. En líneas generales, los resultados están a la vista: más allá de la rareza del Palmar (un pasacalle, una «mascletà», una misa y una procesión con los fieles esperando en sus casas), el resto del programa brilla por su ausencia. Apenas se cuentan con los dedos de una mano las amenidades.

Para cuando empezó julio ya estaba cancelada la Gran Fira mucho antes. Adiós a los pabellones, los bailes de personas mayores, las preselecciones falleras, los conciertos y las «Nits»: las del folclore, el mar y la «Gran Nit». Para acabar con el remate dramático de la suspensión de la Batalla de Flores y esa tremenda paradoja de haber tenido que plantar los clavellones para preservar la especie.

Las fiestas tienen, en su gran mayoría, un origen y advocación religiosa. Y a base de misas se han saldado las, en otras ocasiones, espectaculares fiestas de verano. Así, tanto el Carmen como San Cristóbal o Nuestra Señora de los Ángeles no han tenido más celebración que los oficios. Las procesiones, y así sucedió desde la del Cristo de la Fe, se han sustituido por otro concepto: la «Passà» ante la imagen. Por el camino quedaron las procesiones por las calles. También bailes, la ofrenda marinera o el "Cant de la Carxofa" en el barrio del Carmen.

Agosto es el mes de las fiestas patronales en los pueblos. Celebraciones que permiten a lo que ahora son barrios alejados de la ciudad mantener un punto de idiosincrasia propia.

«Una decisión triste»

Ha sido un verano de comunicaciones repetidas entre organizadores y vecinos. Y con un discurso monocorde. En Borbotó hablaban de «una decisión que pese a ser cada día más evidente, no ha dejado de ser triste y difícil». Los clavarios, el alcalde y el párroco tomaban la decisión de suspender las fiestas. «Se ha considerado ante todo que la salud de los vecinos y participantes es lo más importante y por ello no procede asumir riesgos que pueden poner en peligro a las personas». Si en septiembre hubiera opción, se haría «alguna actividad simbólica». A finales de julio sí que se organizó la «Sorpresa Estiu 2020», mediante el cual los vecinos podían pasar a recoger un detalle en la alcaldía.

Más tristeza aún había en el Perellonet y su fiesta del Carmen: «desde 1955 habíamos disfrutado de una semana de fiestas patronales. Este año pasará a la historia porque se han suspendido».

En Castellar-l'Oliveral han salvado la atonía con una «Nit de Comèdia», un cuentacuentos para las personas mayores y un festival infantil. Ahora se quedan con la duda de si podrán celebrar, ya en septiembre, su proyectado cine de verano. Pero sus fiestas patronales, de enorme participación, se han quedado en nada.

La Punta acabará agosto (el 29) con una doble sesión de magia y monólogo, al más puro estilo «correfira», manteniendo distancias de seguridad. Sin más.

Una misa y una «mascletà» fue la actividad programada en las fiestas del Forn d'Alcedo «recordando la necesidad de llevar mascarilla y respetar las medidas de distanciamiento». Y en Benifaraig, misas y salvas de honor aparte, se programaron bailes.

¿Excepciones? Pocas. El día 15, a las ocho y media de la tarde, Pinedo vivirá el único mínimo gesto de una «Festa Grossa» suspendida. La imagen de la Virgen del Rosario asomará desde la puerta de la parroquia para saludar a su feligresía y se le cantará el himno. Se pensó en su momento hacer una pequeña procesión por la plaza, pero finalmente se optó por asumir la anormalidad vigente.

Feria y cine de verano en el río

En el centro de la ciudad se ha permitido la apertura de la Feria de Atracciones, con las obligadas limitaciones de aforo y desinfección de elementos. En los jardines del Palau, la posibilidad de establecer distancias sí que permite celebrar la Filmoteca d'Estiu.

El futuro inmediato se presenta igual de lleno de incertidumbres y buena demostración de ello es el anuncio de que los actos masivos del 9 d'Octubre no se celebrarán a día de hoy. Nada más acabar el verano vienen cuatro fines de semana para que las fallas celebren el «Mig Any», pero ya están advertidas de las pocas opciones que se tendrán.

Entrada Morocristiana

También está anunciado para septiembre, a falta de autorización, un «Proyecto Festejo Extraordinario» de los Moros y Cristianos del Marítimo, que debían haberse celebrado en julio, y que incluye el mercado medieval, un concierto y una «Entrada Morocristiana simbólica», todo ello a finales de septiembre.

Resulta obvio que se vive una situación inusual y esto ha provocado una revisión de las condiciones para autorizar o no diferentes eventos. Como es fácil imaginar, se han denegado la gran mayoría de los que llegaron a la ventanilla municipal. Fuentes de la Concejalía de Espacio Público que dirige la concejala Lucía Beamud han apuntado que «en el actual contexto de aparición de rebrotes y aumento de contagios entendemos que no es recomendable la autorización de actividades en las que no se contemplen medidas de seguridad que respondan a la excepcionalidad del momento o cuya implementación sea complicada». En ese sentido no hay mucho recorrido: «no es conveniente autorizar actividades como comidas, verbenas, discomóviles... porque no se pueden garantizar las medidas de seguridad».

Y es que, además, no pocas peticiones han sido «corta y pega» de años anteriores, cuando las circunstancias eran muy diferentes. Y las denegaciones no sólo son veraniegas, sino aquellas que, como es preceptivo, se cursan a varios meses vista. Recientemente se han denegado, por ejemplo, jornadas de juegos infantiles y paellas tanto de una agrupación de fallas como de una hermandad de Semana Santa.

Por contra, el Palmar desarrolló un programa detallado, anunciando que la procesión no estará acompañada de los fieles, o que los músicos en el concierto estarían separados entre sí, y pudieron tener unas fiestas en una versión aceptable de fiestas. También para septiembre, por ejemplo, se ha autorizado un ciclo de actividades en la calle a favor de la compañía Teatro de lo Inestable que desarrollará en la Plaza Nápoles y Sicilia, con medidas de separación. Pero con un latiguillo adherido al cuerpo: «si las circunstancias sanitarias lo permiten».

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