Es un pequeño milagro porque apareció en un ambiente hostil como es un jardín urbano y con enemigos naturales, incluyendo animales domésticos. Pero ha sobrevivido y ahora crece en el Centro de Recuperación de Fauna del Saler para que vaya desarrollándose con seguridad. Es la primera ardilla nacida en el Jardín del Turia, hija de alguno de los ejemplares introducidos en los meses anteriores por el Ayuntamiento con la intención de incorporar este animal (que no es agresivo, no es plaga y es agradable a al vista) en el espacio natural. Es el primer pasito para alcanzar, con el tiempo, una imagen que puede verse con mucha naturalidad en los bosques y urbanizaciones cercanas al «cap i casal».

El ayuntamiento inicia mañana una campaña para dar identidad al bebé. Se pedirá a través de redes sociales posibles nombres para, posteriormente, hacer una encuesta con los que se hayan seleccionado. Un juego, un entretenimiento popular para poner en valor al pequeño. Un dato importante: mejor nombres ambiguos o femeninos, porque ese parece ser su sexo.

En la actualidad, el Jardín del Turia cuenta con cinco ejemplares de ardillas rojas. Son las supervivientes de las que se han introducido en los últimos tiempos. Una iniciativa que, por definición, tiene un elevado margen de riesgo. Aunque en el «cap i casal» no tiene depredadores naturales como serpientes o rapaces, no deja de ser vulnerable, especialmente a los perros, que no necesariamente se alimentan de ellas, pero sí las pueden matar. Pero pueden prosperar hasta la abundancia, como ocurre, por ejemplo, en el Saint James's Park de Londres.

A las cuatro ardillas supervivientes se les suma también otro ejemplar silvestre que, se supone, llegó desde Parque Natural del Turia, donde son bastante abundantes, aunque para ello debió sortear no pocos peligros, incluyendo la V30. Hacen vida fundamentalmente en el bosquecillo que hay entre el Puente de las Artes y el de las Glorias Valencianas aunque también se les ha visto en la Casa del Agua, donde hay una notable masa boscosa. La duda se mantiene en si hay más infantes, puesto que las ardillas suelen tener camadas de tres o más ejemplares. Pero, de momento, sólo se ha encontrado ésta.

El consistorio considera este natalicio como un éxito para la iniciativa de poblar el jardín ciudadano. El edil de Ecología Urbana, Sergi Campillo, asegura al respecto que «reintroducir especies enriquecen la biodiversidad de la ciudad y ayuda a tener una ciudad más saludable». Sobre todo, no siendo una especie invasiva: la ardilla roja forma parte de la fauna autóctona, pero es muy poco conocida a nivel urbanita. El concejal de Emergencia Climática, Alejandro Ramón, también destacaba que «como se está explicando desde varios foros científicos, una biodiversidad amplia y en buen estado actúa de barrera contra la propagación de nuevas enfermedades».

Una vez ya con nombre y asegurada su viabilidad, la joven cría será soltada nuevamente en el mismo lugar para que el ciclo de la vida continúe.