Las obras de mejora de la Avenida de Blasco Ibáñez, en el cruce con la Avenida de Catalunya, han obligado a destruir el histórico pavimento de la ciudad de València, que estaba situado bajo la capa de asfalto de la céntrica vía valenciana dedicada al insigne escritor. El portavoz del Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural, César Guardeño, reclamó ayer al Ayuntamiento que evitase la destrucción de los adoquines como sí se ha hecho en una parte de la plaza del Ayuntamiento.

Guardeño explicó a Levante-EMV que en este tramo de Blasco Ibáñez, cuyas obras se desarrollan cerca del Colegio Guadalaviar y a la otra parte de la sede de la CHJ, se han asfaltado los adoquines de la histórica trama urbana de la València del XIX y de principios del XX. Este colectivo cultural exige al departamento de Urbanismo, cuya máxima responsable es la concejala Sandra Gómez, «que se tomen medidas y se apliquen unas técnicas especiales que permitan proteger el pavimento antiguo, de basalto que lucía en muchas plazas y calles de la ciudad».

Por su parte, un portavoz del departamento de Urbanismo explicó a este periódico que en esta actuación concreta «no era posible salvar esta capa de adoquines, porque según los técnicos, son precisamente los culpables de que haya hundoimientos y baches, que es lo que se quiere solucionar con estas obras».

«Esta parte de Blasco Ibáñez -recordó esta fuente- no es una zona de vigilancia arqueológica ni este es un pavimento de protección especial». Más bien, «constituye un peligro para el tráfico rodado de vehículos ya que si pisa un autobús se puede hundir en un bache y eso es muy peligroso». Por tanto, «esta clase de suelos, solo los hemos mantenido en plazas y calles que se han convertido en peatonales y que sufren una carga menor». Como por ejemplo, «en la Plaza del Ayuntamiento donde hemos conservado una parte donde se planta la falla o en el Cabanyal, donde se pudo hacer una ventana arqueológica en una de las calles para mostrar precisamente este pavimento».