15 millones de euros de todos los valencianos tirados en un solar contiguo a la Ciutat de les Artes i les Ciències. Decenas de lamas gigantes -estructuras metálicas de 20 metros de largo por 1 de ancho- permanecen apiladas en una parcela propiedad de la Generalitat desde 2012 cuando se decidió no incluirlas en el edificio final del Ágora. Estos elementos constituían el remate final, la cubierta móvil, de este edificio de vanguardia que diseñó Santiago Calatrava y que fue descartado por el Consejo de Administración de Cacsa.

En su informe de 2015, la Sindicatura de Comptes valoró en 13 millones el coste total de estos mecanismos. Además, tras descartarse su utilización, se realizó una estimación económica de lo que valdría retirarlos: otros 2 millones de euros.

Un portavoz de la Ciutat de les Arts i les Ciències, complejo de ocio perteneciente a la Generalitat, avanzó ayer a Levante-EMV que próximamente «se va a vallar totalmente este solar donde están depositadas estas enormes estructuras». En este momento, hay una parte por la que se puede acceder al lugar donde están las lamas, rodeadas de maleza y vegetación. Por ende, un portavoz de la Asociación de Vecinos de la Punta señala que este solar «se ha convertido en un nido de ratas» y que al estar cerca del Puerto de València «es una de las primeras escenas que ven los turistas que llegan a la ciudad en los cruceros, lo que lógicamente da una imagen muy fea de nuestro turismo».

Por su parte, otro directivo de la Asociación de Vecinos de Nazaret recalcaba que la imagen de estas decenas de lamas abandonadas «son el mejor ejemplo de cómo se planificaba esta ciudad hace décadas, a base de construcciones gigantes que no tenían ningún sentido y que se hacían a espaldas de los barrios y los ciudadanos».

De forma totalmente independiente, la Fundación «la Caixa» ha iniciado ya las obras del nuevo CaixaForum de València, cuyas instalaciones se levantan en el interior del Ágora. Según el documento de concesión de la licencia por parte del equipo de gobierno municipal, queda excluido de la ocupación todo lo que tiene que ver con la inconclusa cubierta móvil. Es decir, no es responsabilidad de CaixaBank las lamas de la cubierta que no se han colocado y que siguen apiladas en un descampado detrás del Oceanogràfic. En cuanto a la Generalitat, el actual ejecutivo presidido por Ximo Puig obtuvo el certificado final de la obra tras renunciar a la referida cúpula, que formaba parte del antiguo proyecto ideado por Calatrava a instancias del expresident Francisco Camps. El exlíder del PP quiso pasar a la historia como el presidente que iba a poner en el mapa del mundo a València, a base de eventos y megaproyectos. En realidad, ahora pasará a la historia como el responsable de despilfarros como los de estas lamas con las que no se puede hacer nada y que será casi imposible reutilizar.

Un portavoz de la Generalitat decía ayer que las lamas «se acopiaron en el solar propiedad de Cacsa en 2012, en las condiciones establecidas por la Direccion Facultativa de la obra». Estas condiciones suponen entre otros, «un almacenamiento sobre calzos de las lamas que las separan del suelo previniendo asi corrosión por contacto con este así como separadas entre ellas por el mismo motivo». Por otra parte, todas ellas estan tratadas «con un acabado protector previsto para su funcionamiento al aire libre y con las partes de las articulaciones engrasadas para protegerlas de cualquier posible oxidación». Por tanto se considera que estas estructuras «acopiadas, no abandonadas, en un solar propiedad de Cacsa están en las condiciones correctas para su preservación».

¿Qué se hará con estos materiales descartados del Ágora? Hoy por hoy, nada. ¿Qué se podría haber hecho con el dinero?. Por ejemplo, pagar el IES de Patraix, que acogerá a 1.000 escolares, y que cuesta 10,2 millones; levantar el nuevo CEIP 106 de Malilla, que vale 7,9 millones; y pagar las dos contratas de parques y jardines de la ciudad cuyo coste supera los 15 millones, en este curso.