«El centro de construyó hace muchos años, con la línea del Plan E, pero muy deprisa y lleno de deficiencias». Ese es el motivo por el que el ayuntamiento ha invertido casi 41.000 euros en readecuar y mejorar el Centro Municipal de Avifauna de Nazaret. Es el gran desconocido de la protección animal. Es como el centro de recogida y adopción de perros y gatos de Benimàmet, pero para aves, reptiles y otros mamíferos. Un contenedor al que van a parar desde serpientes que aparecen en el motor de un coche a «un caimán que nos dejaron una vez en la puerta, dentro de una caja de cartón», gallos de pelea decomisados o infinidad de tortugas. Ayer, la concejala de Bienestar Animal, Gloria Tello, visitó el espacio para comprobar esas mejoras.

El reacondicionamiento llega en un momento de mayor debate aún. La tesis más aceptada sobre la pandemia de Coronavirus habla de la relación, ingesta incluida, de murciélagos en China. Sea o no totalmente cierto, lo que reconocía el jefe de servicio de Bienestar Animal, Fermín Quero, es que «estos animales no proceden de nuestro hábitat y de repente aparecen en calles y parques. Es una irresponsabilidad de quienes los abandonan y generan un problema de salud pública. Pueden contener enfermedades que transmitan a las personas. El hecho de que determinadas especies sean posibles portadoras de enfermedades y transmisoras al ser humano es una cosa constatada y documentada. El riesgo es mayor cuanto más te acercas al entorno natural de esos animales». Un argumento en el que coincidía Gloria Tello, que hacía hincapié en que «este tipo de especies aparecen de repente. No sólo es una irresponsabilidad de las personas que los han tenido y abandonado, sino que muchas veces supone un problema de salud pública. Pueden contener enfermedades. Afortunadamente está este centro, pero lo ideal sería que no existiera porque son muchas, demasiadas incautaciones, y de animales de lo más inesperado».

Protección para los gallos

Los animales allí acogidos pasan cuarentenas, con sometidos a exámenes veterinarios y quedan a la expensa de adopción o traslado a un espacio adecuado, como granjas escuelas. Un recinto que, por ejemplo, ha tenido que invertir sobre todo en el vallado exterior, una acometida que se ha llevado casi la mitad del dinero por el vandalismo. Desde los que se asomaban con una escopeta por el simple placer de disparar a los animales como los dueños de gallos de pelea decomisados, que saltaban la valla para recuperarlos.