«Estaba en la rotonda de Castellar. Cuando la vinos, el coche de delante casi la atropella y ni se paró». Así empezó la odisea para salvar la vida de «Luna», una perrita que movilizó al pueblo de Pinedo y que ha tenido un final feliz: regresar con sus legítimos dueños.

«Se comunica que se han encontrado esta perra perdida por los alrededores de la playa de Pinedo. Si alguno la reconoce, por favor que se ponga en contacto con la chica que la ha encontrado en el teléfono...». Así rezaba el bando enviado por la alcaldía de Pinedo y que fue multidifundido por los habitantes de la población. Sólo con las fotos que se habían facilitado invitaba a tener empatía por el animal. Que sin duda se había salvado a la primera por la actuación de Jessica, la joven que la descubrió en la rotonda. Una vez había esquivado al automóvil que casi se la lleva por delante no lo dudó a la hora de acogerla. «Nosotras paramos el coche y me bajé. Estaba muy asustada». Por la forma de actuar dedujo que la juventud le había gastado la mala pasada de perderse de sus dueños. «Era muy pequeña, seguro». Jessica se armó de paciencia. «Me senté y poco a poco se me acercó». Roto el hielo y ganada la confianza, «le puse el collar de mi perro y no tuve ningún problema. Montó en el coche como si fuera ya su casa».

A partir de ahí empezó la movilización. Se dedujo que el animal se habría perdido en la «playa-can» de Pinedo, el espacio habilitado para que los animales de compañía. El animalito se escapó y se le perdió la vista hasta que llegó su ángel guardián. Saltaba a la vista por el aspecto que era un perro cuidado, no dejado y por lo sociable que se mostraba en todo momento una vez superado el estrés de verse sola.

«Mucha solidaridad»

No es normal que se pierdan canes porque, como dice el alcalde pedáneo, Salvador Castelló, «la normativa de la playa obliga a llevarlos atados, con lo que este episodio, que se escape un perro, no nos suele pasar». Pero lo que si destaca de sus vecinos es «la solidaridad. Aquí nos conocemos todos y en seguida se pusieron en contacto conmigo, la chica que la encontró me mandó las fotos y la gente empezó a hacer correr. Mucha gente estaba pendiente del tema. Y lo más importante es que ha tenido un final feliz».

Porque lo tuvo y gracias también a la tecnología. Al día siguiente, Jessica se llevó al animal a la playa a pasearla «y justo allí, el vigilante tenía un lector de chip». Nos pusimos en contacto con la dueña y apareció poco después. Así se enteraron que se llama «Luna». En días de luna llena, volvió a nacer.